Ayer perdió la votación del Brexit.
19 votos ha sido la diferencia por la que Theresa May ha superado la moción de censura presentada ayer por Jeremy Corbyn, lider laborista, después de que el Parlamento británico tumbara el plan del Brexit propuesto por la primera ministra.
Westminster se reunió ayer en otra jornada histórica con el fin de dilucidar si debía descabalgar a la premier y forzar elecciones anticipadas. Ayer lo anticipamos y Corbyn no ha contado con el respaldo suficiente para destituir a May. 325 a favor de la primera ministra y 306 en contra fue el resultado de la votación de la ‘moción de no confianza’, que así se llama en términos ingleses, presentada por el líder laborista.
Corbyn habría preferido seguir midiendo los tiempos, pero el contundente rechazo de los diputados al acuerdo sellado entre Londres y Bruselas forzó que presentara la moción, aun a sabiendas de que sería difícil que saliera adelante. Todo ello también sabiendo que no tendría que presentar una alternativa constructiva ni un candidato para suplir a la premier, sino solo forzar unas elecciones que, como dijo May, implicarían dos meses de parálisis para que, fuera quien fuera el que llegara al Gobierno, hiciera frente al mismo problema: un Brexit que todavía no encuentra su sitio, con una renegociación imposible a estas alturas.
La primera ministra, a la puerta del número 10 de Downing Street, insistió en que su deber continúa siendo “cumplir con las instrucciones del pueblo y salir de la Unión Europea”. Señaló que la victoria en la moción de censura “nos da a todos la oportunidad de encontrar una manera de avanzar en el Brexit”. Ahora, dispone hasta el lunes para presentar un Plan B para la salida, tal como le ha forzado el Parlamento británico, con el fin de votarlo antes del 30 de enero.