Más de veinte manifestantes muertos en Irán

También hay alrededor de 450 detenidos en la capital.
Según fuentes oficiales, hay más de 450 detenidos en Teherán, la mayoría menores de 25 años, y el número de muertos supera la veintena. En un discurso dirigido a la nación, el ayatolá Ali Jameneí, líder supremo iraní, ha acusado de los disturbios a “los enemigos de Irán que con diferentes herramientas como dinero, armas, política y servicios secretos se han aliado para crear problemas al sistema islámico”. Asimismo, el secretario del Consejo de Seguridad Nacional, Ali Shamkhani, se refirió a Arabia Saudí como el responsable de organizar una “guerra de intermediación”, advirtiendo a los saudíes de la reacción contundente de Irán y vaticinó el final cercano de los incidentes.
A partir de aquí ha habido una cascada de declaraciones de altos cargos del régimen iraní. El presidente del Tribunal Revolucionario de Teherán, Musa Ghazanfari, anunció que acusará a los detenidos de moharebeh, que, según el código islámico, es rebelión contra el sistema islámico. Se castiga con la muerte y afirma que “algunos manifestantes están conectados con servicios secretos extranjeros”. Por su parte, Hossein Zolfaghari, viceministro de Seguridad del Interior ha afirmado que “los disturbios finalizarán en los próximos días” y que “el 90% de los detenidos son menores de 25 años”, edad de la mayoría de los parados iraníes, a pesar de lo cual, Hossein Ashtarí, jefe de las fuerzas de seguridad afirmó que “la mayoría de los arrestados no tienen problemas de subsistencia y han sido entregados a las autoridades judiciales”.






Jatamí y las reacciones internacionales
Por otro lado, el expresidente iraní y principal referente de los reformistas, Mohamad Jatamí, mediante un comunicado, ha afirmado que “la gente tiene derecho a expresar su opinión e incluso gritarla”, si bien condenó los actos de ciertos “oportunistas y agitadores”.
Lo que empezó como una simple reivindicación económica, se convirtió, posteriormente, en una protesta que cuestiona la legitimidad del sistema islámico, algo por lo que han recibido el apoyo de Donald Trump, Netanyahu y las monarquías absolutistas del Golfo y ha llevado a las autoridades iraníes a conectar a los manifestantes con potencias extranjeras.

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