Más de 40 millones de desplazados en el mundo

Más de 40 millones de desplazados en el mundo

En el año 2018 se alcanzó la cifra récord de personas que han tenido que cruzar las fronteras de sus países y a abandonar sus casas, fueron 41,3 millones de personas. La mayor parte de ellas se han concentrado en el África Subsahariana, en Oriente Próximo y en el Norte de África, sumando además los de Colombia, que es el segundo país con más desplazados.

Esto es lo que traslada el Informe Global sobre Desplazamiento Interno publicado por el Centro de Observación del Desplazamiento Interno (IDMC) de la ONG Consejo Noruego para los Refugiados (NRC). Esta cifra alcanza más de un millón de desplazados más en relación a las cifras obtenidas en 2017 y supone dos terceras partes más que el número de refugiados existentes en todo el mundo.

Específicamente, el IDMC contabilizó 10,8 millones de desplazamientos nuevos, relacionados con guerras y violencia surgidas en países en conflicto durante 2018, sobre todo en República Democrática del Congo (RDC) y la zona del Cinturón Medio de Nigeria.

Dos terceras partes, es decir, 30,9 millones de los 41,3 millones de desplazados a nivel mundial, están concentrados en 10 países: Siria, Colombia, República Democrática del Congo, Somalia, Afganistán, Yemen, Nigeria, Etiopía, Sudán e Irak.

“El informe de este año es un triste recordatorio de la recurrencia del desplazamiento y de la gravedad y urgencia de las necesidades de los desplazados internos”, ha indicado Alexandra Bilak, directora del IDMC.

“Muchos de los mismos factores que empujaron a la gente a huir de sus casas ahora les impiden regresar o encontrar soluciones en los lugares en los que se han instalado”, ha añadido. Los refugiados que intentaron regresar a sus casas en Irak, Nigeria y Siria las encontraron destruidas e incluso faltaban los servicios básicos.

La región que más desplazados sumó en 2018 con 7,4 millones, fue África Subsahariana. A final de año, había 16,5 millones de desplazados en la zona, la cual “acoge algunos de las crisis de desplazamiento más enconadas del mundo”, como ha trasladado Bilak. “Conflictos emergentes y los efectos del cambio climático forzaron a millones de personas más a huir el año pasado, pero muchas de estas crisis son pasadas por alto y reciben pocos fondos”, ha subrayado.

El país que más nuevos desplazados ha registrado fue Etiopía con 2,9 millones, casi todos como consecuencia de conflictos y por violencia.

11 millones de desplazados se registraron en Oriente Próximo y el Norte de África en 2018. En cambio, hasta Siria, Yemen y Libia llegaron unos 2,1 millones de desplazados.

El Informe Global sobre Desplazamiento Interno ha registrado también las personas que tenido que abandonar sus casas por desastres naturales como ciclones, inundaciones, sequías o terremotos. En 2018 se contabilizaron 17,2 millones de nuevos desplazados por estas causas, sobre todo en Filipinas (3,8 millones), China (3,8 millones) e India (2,7 millones).

En otros países, el origen de los desplazamientos han sido los conflictos armados. Tal es el caso de Afganistán y de Nigeria donde la violencia yihadista afectó al 80% de la población.

Según Jan Egeland, secretario general del NRC, “los hallazgos en este informe son una llamada de alerta a los líderes mundiales”. “Millones de personas que se vieron forzadas a dejar sus hogares el año pasado se están viendo falladas por gobiernos nacionales ineficaces y una diplomacia internacional insuficiente”, ha lamentado.

“Como no han cruzado la frontera, reciben una lamentable atención mundial”, ha apuntado Egeland. “Todos los desplazados tienen derecho a protección y la comunidad internacional tiene la obligación de garantizarla”, ha mantenido.

En el informe de este año se recoge que el desplazamiento interno tiene cada vez un carácter más urbano, puesto que las ciudades son el destino preferido para quienes huyen de sus hogares. “El hecho de que las ciudades se hayan convertido en santuario de cada vez más desplazados internos representa un reto para las autoridades municipales pero también una oportunidad”, ha argumentado Bilak.

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