Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España, cree que se encarecerán los préstamos

Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España, cree que se encarecerán los préstamos

La nueva ley de crédito inmobiliario beneficiará a los clientes y es bien valorada por el organismo regulador.
En la clausura de la jornada sobre el impacto de la ley de crédito inmobiliario que organizaba PwC, Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España, ha aplaudido la nueva norma, que beneficiará a los clientes, pero admitió que provocará que se encarezcan los préstamos, “un aumento inevitable”, señaló.

Así, los gastos mayores de constitución que soportarán las entidades financieras, los límites de las comisiones por amortización anticipada y el retraso en la recuperación de la deuda impagada “producirán un aumento inevitable en los costes de los nuevos préstamos, que las entidades deberán incorporar en sus políticas de precios para poder ser viables y retribuir adecuadamente su capital”, explicó.

Asimismo, alertó: “Está claro que la banca, como cualquier otra empresa, únicamente puede subsistir si es rentable. Por ello, las entidades deben ser capaces de repercutir los costes y riesgos asociados a cada nueva transacción”. por tanto, y para garantizar la viabilidad y la retribución del capital correctamente, las entidades tendrán que tener deberán tener una política adecuada de precios para cubrir los costes y riesgos asociados al préstamo además de determinar las estructuras de gobierno y los procesos de gestión que la hagan efectiva antes dichos riesgos.

No obstante, el Banco de España entiende que la estricta regulación del clausulado y el refuerzo de la información disponible para los clientes antes de formalizar los contratos contribuirán a reducir la inseguridad jurídica y la litigiosidad elevada del mercado inmobiliario.

En este sentido, la subdirectora del órgano regulador señaló que la ley establece nuevas medidas de salvaguarda y protección del cliente bancario, restableciendo la seguridad jurídica, aspectos que son “vitales” para el correcto funcionamiento del mercado. “En términos económicos, el coste de la litigiosidad y su terrible efecto en la reputación de todo el sector sobrepasan con creces cualquier hipotético beneficio que entidades individuales hubieran podido obtener a través de prácticas más que cuestionables”, aseguró.

Ante este escenario, Delgado destacó que un comportamiento ético con la clientela permitirá que la banca recupere a medio plazo la reputación en la confianza, ante lo cual es preciso que haya un “cambio cultural en el modo en que las entidades se relacionan con su clientela”. Ello conlleva la necesidad del compromiso de los órganos de gobierno que tienen que “implicarse activamente” en cuestiones como el diseño y la gobernanza de los productos comercializados por la entidad y, también, en la formación y en el cambio en los mecanismos de incentivos al personal comercial.

Por otro lado, la subdirectora del Banco de España hizo hincapié en el rol de las nuevas herramientas macroprudenciales otorgadas por la Autoridad Macroprudencial Consejo de Estabilidad Financiera, a través de las cuales los supervisores podrán reaccionar y adoptar las medidas correctoras adecuadas antes de que se produzca una acumulación excesiva de desequilibrios en los balances bancarios. Admitió que aplicar estas herramientas “no puede ser nunca algo automático”, sino que se deben usar de manera medida y articulada con responsabilidad por parte del supervisor.

“En todo caso, es previsible que la activación de estas medidas en momentos altos del ciclo acarree críticas por parte de la opinión pública, de los consumidores y de las propias entidades. No debemos olvidar que el objetivo perseguido es la restricción del crédito focalizada en un sector determinado”, explicó. Además, apuntó, las medidas encarecerán y frenarán el crédito, obstaculizando, inevitablemente, acceder a la vivienda en propiedad, aunque esto sea coyunturalmente.

Finalmente, recordó que el resultado de la inacción por parte del supervisor es “infinitamente peor que su alternativa”. “La memoria colectiva es frágil, pero espero que no olvidemos nunca cuál es el precio de no actuar decididamente a tiempo”, concluyó.

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