Se vieron obligados a cambiar de barrio ante la presencia de una contramanifestación.
La manifestación neonazi convocada ayer en el barrio de Spandau, en Berlín, con motivo del 31 aniversario de la muerte del Rudolf Hess, lugarteniente de Hitler, se vio obligada a trasladarse a otro punto de la capital alemana ante la presencia de miles de contramanifestantes.
De los cerca de 500 neonazis que tenían previsto asistir a la movilización, solo se presentaron alrededor de 50 en el lugar convocado, donde se encontraba la prisión en la que Hess cumplió su condena de cadena perpetua después de que el Tribunal de Núremberg le sentenciara en 1946. los neonazis cancelaron el alto y se unieron a una segunda manifestación en el barrio de Friedrichshain, donde la policía esperaba a otros 500 ultraderechistas.
Amplia cobertura policial
La policía, que había organizado un operativo con más de 2.300 agentes, se vio obligada también a trasladar los efectivos desde Spandau a Friedrichshain puesto que los contramanifestantes también se movieron a este barrio berlinés portando pancartas en las que se podía leer “No hay lugar para nazis”, “Abuelas contra la ultraderecha” o “Spandau libre de nazis”.
Unos 3.000 de ellos participaban en la fiesta de la democracia que se celebraba en el lugar donde el lugarteniente de Hitler se suicidó a los 93 años de edad, en 1987, estando en prisión. Habían sido convocados por partidos políticos, sindicatos, iglesias y asociaciones.
Según la policía, en Friedrichshain se concentraron unos 700 neonazis y fueron controlados previamente para constatar que cumplían con las normas establecidas de quedar “prohibida cualquier exaltación de Rudolf Hess en texto, imagen o hablada”.
El año pasado también hubo manifestaciones
La legislación alemana prohíbe expresamente la exaltación del nazismo y la simbología nazi, pero, como ocurriera hace un año nada impedía manifestarse en conmemoración del 30 aniversario de la muerte del que fuera estrecho colaborador del dictador Hitler. Ya entonces, el senador berlinés para asuntos de Interior, Andreas Geisel, manifestó las contradicciones que tuvieron que medir los responsables para autorizar la marcha: “Hemos estudiado el caso de cerca y concluido que, desafortunadamente, el orden democrático constitucional también se aplica a los gilipollas”.