Los vergonzosos ataques contra los refugiados de Lesbos

Los vergonzosos ataques contra los refugiados de Lesbos

“El objetivo” de los fascistas “era provocar una respuesta violenta”.
Hace una semana refugiados que llevaban días protestando pacíficamente en Lesbos para reclamar que se aceleren sus procedimientos de asilo fueron atacados por grupos de extrema derecha con la práctica inacción de la Policía griega. Sucedió en la plaza de Safo, en la localidad de Mitilene, en un promontorio de la isla de Lesbos, donde los refugiados llevaban ya seis días acampando. Las fuerzas de seguridad tomaron posiciones, rodeando a mujeres y niños que quedaron en el centro de un círculo compuesto por hombres afganos, sirios, iraquíes y palestinos, antes lo que se preveía iba a ser un primer ataque de los ultraderechistas que se iban congregando en el lugar. Previamente, los refugiados habían cubierto con mantas anudadas entre sí a los más pequeños y vulnerables, cuándo empezaron a llover botellas de agua y cerveza, vasos y bengalas. Los extremistas gritaban “quemadlos a todos” mientras grupos solidarios y voluntarios entrelazaron los brazos con los refugiados para tensar las mantas que evitaron que la gente fuera herida por piedras, petardos de alta potencia y bengalas.
Los ataques se sucedieron por oleadas durante la noche, pero los manifestantes no respondieron a las ofensivas. “El objetivo de los atacantes era claro: provocar una respuesta violenta”. Botellas de cristal, botes u otros objetos podían impactar directamente en los refugiados que seguían manteniéndose pacíficos. En uno de esos ataques, los fascistas empezaron a prender fuego a varios contenedores y lanzarlos contra el grupo. La Policía apenas respondió, tan solo deteniendo los contenedores en llamas, y en vez de responder con una carga se limitaron a lanzar gas lacrimógeno lejos de los fascistas y demasiado cerca de los refugiados, ciudadanos y voluntarios que formaban el cordón de protección. Volvieron a caer piedras y bengalas desde todas partes. Un grupo de afganos cogió algunas de las botellas de agua para rociar las mantas y evitar que ardieran. Aún así hubo algunos heridos por quemaduras. Puesto que las ambulancias no podían llegar hasta la zona porque los ultraderechistas habían cortado los accesos con contenedores en llamas o grupos encapuchados armados, algunos decidieron evacuar a los heridos y aquellos en estado de shock. Un grupo de doctores alemanes, holandeses y españoles atendían a mujeres y niños en una calle cercana, mientras en un bar se hacía lo mismo con los afectados por el gas lacrimógeno con crema y agua. Alguien dijo que la mejor forma para calmar el dolor y el picor de ojos, nariz y garganta provocado por el gas era lavarse la cara con Coca-Cola. La camarera empezó a sacar cajas de esta bebida. Cuando los fascistas empezaron a lanzar cócteles molotov los antidisturbios respondieron con granadas con gas lacrimógeno y comenzaron a huir. A partir de ahí empezaría el desalojo final. Los refugiados fueron rodeados por las fuerzas de seguridad y comenzaron a desalojar la plaza. El resultado de aquella noche fue de 118 refugiados detenidos, incluidos 25 mujeres y niños, y dos activistas griegos. Ni un fascista fue arrestado.

Fueron trasladados a Moria
Así, los refugiados son trasladados en autocares a Moria, donde 7.000 personas malviven hacinadas en condiciones inhumanas y donde cada proceso legal puede tardar años. Cerca de 10.000 sufren esta misma situación en toda la isla de Lesbos, inmersos en limbos burocráticos y entrevistas con las autoridades que les hacen revivir cada momento de dolor. Cada noche, si hay buena mar, llegan a la isla cinco o seis botes de salvamento, unas 300 personas. Los que consiguen esquivar a los guardacostas turcos, Frontex y guardacostas griegos son atendidos por los equipos de rescate. El campo para familias Kara Tepe es un ejemplo para el resto del país, mientras el centro de día One Happy Family trata de acabar la renovación de su parque infantil y de mantener el dinamismo y la armonía en las actividades diarias, y cuidando su huerta ecológica.

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