Los relatos de Aina. “Secuestro”, por Aina Rotger.

Aina Rotger Carlón.

El accidente secuestró mis recuerdos, se fueron como una ráfaga de aire, se disolvieron como la sal en el agua. En su lugar quedó una nebulosa, una inocencia blanca que se llenaba de preguntas y sorpresas.

A medida que avancé en la investigación encontré una mujer gris cielo plomizo del norte, una mujer sin pasiones ni metas, sin la curiosidad que ahora me impelía a buscar respuestas y a desarrollar mis habilidades, a descubrir nuevos caminos creativos. De manera que, poco a poco, sobre los cimientos del arroz los domingos y las verduras rehogadas el resto de la semana, sobre la monotonía del trabajo de funcionaria de la Seguridad Social y la soledad como costumbre, fueron surgiendo nuevos senderos como el color, la pintura, la escultura y la fotografía que fui recorriendo a medida que recuperaba mis antiguos recuerdos y los descartaba por no cuadrar con mis nuevas prioridades. Me refundé. A disgusto con mi antigua vida empecé a andar. El secuestro se convirtió en renacimiento y, como una niña ante la nueva oportunidad, jugué a inventar y probar. Y del horror de las dos vueltas de campana, la chapa retorcida, los cristales ensartados en la piel y los hierros en la carne surgió un nuevo mundo más luminoso.

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