Los relatos de Aina. “Casas”, por Aina Rotger.

Aina Rotger Carlón.

La casa sigue supurando recuerdos. En el comedor gotea memoria el sofá que diseñó tu abuelo, destilan en el porche las sillas de reuniones, en la cocina las ollas de tantas comidas conjuntas, en los dormitorios los miedos de las noches de infancia, la música de tu adolescencia, colgados por las paredes los platos de tantos viajes.

Es la casa que te ha visto crecer cada verano, casa de los afectos de tus abuelos, de las conversaciones de tus tíos y de tu madre y de los juegos con los primos, de la sequedad de la Sra. Marina. Y ahora intentas retenerla para que siga acumulando instantes y permanezca como las otras casas con los planos intactos en tu memoria.

Tantas casas que aún conservas inamovibles. Inalterables al tiempo en tus neuronas y que todavía recorres a ratos cuando te da por coleccionar los espacios que te vieron crecer y que no se apagan pese a que ya los dejaste hace tiempo.

Podrías trazar los planos de cada una ellas, recorrerlas y comprobar la consistencia imaginaria de sus muebles, sus colores, sus rincones; todavía puedes visitar algunas y seguir hurgando en su memoria acumulada, para que cuando las dejes, como a las otras, supuren su consistencia irreal con más viveza.

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