“Los confinamientos del coronavirus provocan una recesión económica en toda la Unión Europea”, por Francisco Villanueva Navas.

Francisco Villanueva Navas.

Francisco Villanueva Navas · @FranciscoVill87. Economista y periodista financiero.
Tenía que pasar y así ha sido, el PIB de la Unión Europea se contrajo 12,1% en el segundo trimestre del año. Los confinamientos por coronavirus congelaron la actividad empresarial y el consumo, pero aun así mejoran el resultado de los EEUU con descenso del 33% y de Reino Unido con un 20%.

Todas las peores previsiones se cumplieron. Los confinamientos decretados en Europa para frenar la propagación del COVID 19 y especialmente los más duros, como el español y en menor medida el italiano, provocaron un destrozo económico sin precedentes. Europa no recuerda una caída así desde las guerras de la primera mitad del siglo XX. En España no se veía una contracción del producto de tal nivel desde la Guerra Civil. Todo lógico y normal, con la que nos ha caído y el parón económico.

El PIB de los 19 países de la Eurozona se contrajo en el segundo trimestre un 12,1%. El del conjunto de la Unión Europea un 11,9%. Los datos salen de la primera estimación, publicada por Eurostat, la Oficina de Estadísticas de la Comisión Europea. El comunicado del organismo estadístico asegura que la estimación se basa en datos incompletos y que podría ser corregida en los próximos meses, pero las correcciones serán mínimas.

Los confinamientos provocaron tal impacto económico que en el primer trimestre del año, cuando sólo se confinó durante las dos últimas semanas de marzo, el PIB de la Eurozona ya se hundió un 3,6%. Los economistas no tienen un manual que explique un hundimiento de tal calibre, por lo que les cuesta también estimar cómo será la recuperación, aunque buena parte de la caída debería recuperar en los próximos dos o tres trimestres. La salida en forma de ‘V’ que se esperaba hace unos meses parece en cambio bastante ilusoria a la vista del nivel de la contracción.

Fuentes comunitarias explicaban este viernes que sus previsiones futuras, que dan caídas anuales cercanas al 10% para la Eurozona, podrían ser finalmente mejores si en el tercer trimestre ya se crece algo y en el cuarto se acelera esa recuperación, pero son pesimistas por dos razones principales: porque la temporada turística del verano europeo parece ya perdida y porque, como demuestran las medidas restrictivas tomadas en los últimos días en regiones y ciudades de casi todos los países europeos, la pandemia parece todavía lejos de estar controlada.

País por país los datos son tenebrosos. Alemania cayó un 10,1%, Austria un 10,7% Bélgica un 12,2%, Italia un 12,4%, Francia un 13,8%, Portugal un 14,1% y España un 18,5%. Bruselas había dicho desde julio que la contracción sería histórica.

El impacto económico del confinamiento es más grave de lo que habíamos previsto al principio. Seguimos navegando aguas turbulentas y nos enfrentamos a numerosos riesgos, entre ellos una nueva oleada de infecciones; la situación es objetivamente difícil, el dinero busca estabilidad y las inversiones certezas políticas y sociales, y eso ahora no se cumple en ninguna parte del mundo, ni en Europa ni en los EEUU.

Las últimas previsiones de la Comisión Europea esperan una caída anual del 8,7% para la Eurozona con una recuperación parcial en 2021 del 6,1%. Las del FMI dicen que la Eurozona caerá un 10,2% anual. En el peor año de la última crisis, en 2009, la Eurozona cayó en tasas anuales un 2,9%.

Los datos muestran una relativa sorpresa. La economía italiana se lleva un golpe algo menor del esperado, un 12,4%, menor por ejemplo al 13,8% francés a pesar de que Italia tuvo un confinamiento más duro y más largo que el de Francia. La peor noticia entre las grandes economías del euro la dio España con una contracción trimestral del 18,5%.

Los economistas aseguran que el confinamiento le golpea más fuerte porque depende más que el resto de Europa de sectores donde el contacto humano es imprescindible, como el comercio al detalle, la restauración ningún país en Europa tiene tantos bares, cafés y restaurantes en proporción a su población y, sobre todo, el turismo. España recibió en 2019 casi 90 millones de turistas, el doble de su población. En sus regiones de Canarias y Baleares el turismo equivale a más de un tercio del producto mientras en Europa ronda el 10% del PIB. Es una industria mastodóntica y ejemplo de eficacia y rentabilidad mundial, además única en el mundo.

La respuesta económica a la crisis, consistente en planes de estímulo lanzados de urgencia desde finales de marzo y principios de abril, habrían reducido la contracción en varios puntos. El gobierno francés, por ejemplo, calcula que su recesión podría haberse ido al 17%. Madrid calcula que sin los planes ya activos podría haber visto el producto caer más de un 22%.

El desempleo aumenta pero mucho menos de lo previsto ante una contracción así porque los gobiernos mantienen programas por los que pagan buena parte de los salarios de los trabajadores que no pueden seguir trabajando por el confinamiento. La duda es qué porcentaje de esos millones de trabajadores, que sólo entre Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y España podrían haber sido en abril cerca de 50 millones de personas, podrá recuperar su puesto de trabajo para finales de año.

El control de las cuentas públicas se ha relajado al extremo y aunque la Comisión Europea mirará para otro lado al menos este año y el próximo. Pocos países europeos cerrarán el año con un déficit inferior al 10% del PIB y la mayoría sumará 15 ó 20 puntos a sus deudas públicas. Los planes de compra de deuda del Banco Central Europeo mantienen por ahora bajo control el riesgo país. Los europeos se están financiando a tasas históricamente bajas. Algunos como Alemania, Países Bajos o Bélgica, Francia y Luxemburgo, ya a tasas negativas en sus bonos a 10 años. España o Portugal se acercan al 1% y Grecia e Italia rondan el 1,5%, algo que en nada se parece a la anterior crisis financiera donde las primeras de riesgo se disparaban a cotas que en España rozaban los 650 puntos básicos frente a la alemana. Ahora, todos coordinados, es imposible esa situación y la especulación apenas es reseñable, lo que da una estabilidad financiera que aleja la posibilidad de impensables nuevos corralitos griegos.

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