La ultraderecha entra en el Parlamento tras años en los que ésta se escondía en la abstención o simplemente depositaba su voto a las siglas del Partido Popular.
Los 24 diputados de VOX piensan que los inmigrantes irregulares deben ser deportados. Desean construir un muro en Ceuta y Melilla que pague el gobierno de Marruecos y que evite mezclar a los españoles con aquellos indeseables que se esconden entre las oleadas migratorias de África.
Los 24 diputados de VOX creen que la mujer no tiene derecho a abortar, ni siquiera de forma regulada. Piensan que no respetar el derecho a la vida del no nacido debe volverse a penar con la cárcel, la prisión y, como antaño, con el destierro sanitario para quien pudiera.
Los 24 diputados de VOX creen que existe parecida violencia del hombre contra la mujer, como la de la mujer contra el hombre. Pretenden igualar las penas porque al fin y al cabo, dicen, es violencia.
Los 24 diputados de VOX quieren, dicen, cerrar La Sexta (sic) y limitar los derechos delos periodistas a la libre información o, simplemente, a opinar o a equivocarse. Ellos, como siempre en la historia de España, no se equivocan.
Los 24 diputados de VOX pretenden privatizar parte de la Seguridad Social, reducir las indemnizaciones por despido y flexibilizar aún más el mercado laboral.
Los 24 diputados de VOX vienen para dejar las cosas claras a los que ellos mismos llaman progres. Porque dicen que se visten por los pies. Y que España está por encima de todo. Incluso por encima de los españoles.