Las razones económicas de la demagogia nacionalista

Por Antonio Miguel Carmona

Que el nacionalismo catalán mayormente es de corte reaccionario a lo largo y ancho de su historia lo demuestran las innumerables fuentes que así lo constatan. Desde el proteccionismo que forzaron llevar a cabo a la Administración Central con el fin de acomodarse en un mercado que les garantizaba sobrebeneficios hasta la escasa solidaridad que hoy en día demuestran con respecto a los más necesitados, sean catalanes o el resto de los españoles.

El Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat ha publicado un estudio, fruto de un trabajo de campo y encuesta, que refleja las connotaciones económicas que tiene la manifestación pública y privada, favorable o en contra, de la independencia de Cataluña.

Entre las rentas más bajas, lo que se ha venido en llamar la clase trabajadora y los más necesitados, aquellos que poseen una renta inferior a 1.200 euros, sólo un 30% es partidario de la independencia de Cataluña con respecto a España. Las familias con este nivel de renta que se manifiestan contrarias a la independencia superan el 56%.

Las rentas más altas, aquellas que superan los 4.000 euros al mes, se manifiestan independentistas en un 54% frente a un 39% que se declara abiertamente en contra de la independencia. Parece entonces que, según esta terrible encuesta, las clases más adineradas, la vieja y nueva burguesía catalana, consideran que formar parte de España no les beneficia.

Precisamente han sido los trabajadores catalanes aquellos a los que más han perjudicado los recortes que los nacionalistas catalanes han ejecutado año tras años durante sus reaccionarios y conservadores gobiernos.

Tanto en Sanidad como en Educación, en Servicios Sociales como en Dependencia, la Generalitat, gobernada por CiU antes y PDCat ahora, muestran su lado más derechista, democracia cristiana de por medio, para dañar las rentas, el bienestar y la protección de los que más lo necesitan.

Aquellos, por el contrario, que ven en la independencia una forma de garantizar que sus impuestos, o una parte de ellos, no se destinen siguiendo el principio de solidaridad, son los que en mayor medida forman parte de esta orientación tan escasamente progresista llamada nacionalismo.