La voz de las necrópolis: “Sepulturas vacías y niños robados”

Por Paloma Mª García Zúñiga.
Siempre digo que las lápidas de los cementerios nos hablan, nos enseñan, nos recuerdan la historia, incluso ¡aunque la sepultura tenga nombre pero esté vacía!
El pasado día 26 se inició el juicio contra el doctor Vela por el supuesto robo de bebés. Se le juzga por el caso de Inés Madrigal, una niña nacida en la clínica San Ramón de Madrid en 1969 y cuya madre adoptiva le confesó su adopción y las circunstancias de cómo se realizó la misma.
Pero son muchos los supuestos casos que se han denunciado y, peor aún, son muchos más los que no se conocen ni se conocerán.
Se baraja la cifra de 300.000 los supuestos casos de bebés robados entre 1960 a 1990. Pero ésta es una práctica que, supuestamente, comenzó en las cárceles durante la Guerra Civil. Ya en las cárceles franquistas “morían” los hijos de las presas.
A raíz de este juicio escucharemos en los medios de comunicación datos que nos parecerán más propios de una novela que de la misma realidad. Pero nos estamos acostumbrando a oír atrocidades como estos robos sin darle importancia. ¡No va con nosotros! ¿Por qué no nos ponemos en el lugar de esas madres, de esas familias, incluso de los propios bebés?
Imagínense que, de repente, descubren que son adoptados, que los que usted ha creído sus padres no lo son, pero, además, intenten sentir la noticia de que sus verdaderos padres lo creen muerto, ¡que usted fue un objeto comercial! Imagine que alguien, para ganar dinero, cambió el rumbo de su existencia, dándole una identidad falsa.
He conocido a muchas mujeres que viven con la duda de si a ellas también les robaron ¡a su hijo, la carne de su carne! He conocido a una de esas bebés. Durante el tiempo que dure el juicio iré contando alguna de las historias que he conocido. Pero es necesario que sobre este tema emerja la solidaridad, se derrumbe el muro del miedo y se destape el verdadero alcance de la realidad.
¿Por qué este tema siempre ha sido tabú?
Sor María se libró con su muerte de rendir cuentas. El doctor Vela se refugiará en su avanza edad para no recordar, pero ¿cuántos implicados gozan de impunidad? Y no me refiero solo a los médicos.
Las lápidas hablan, algunas lloran la ausencia de llanto en su interior.