Irrumpe con fuerza y condiciona la gobernabilidad.
Que en Andalucía pudiera caber un gobierno de derechas era difícilmente imaginable, pero saltó la sorpresa en las elecciones andaluzas y ni sorpasso de Ciudadanos, ni el desplome del PP han calado tan hondo como el fulgurante ascenso de Santiago Abascal, que se planta con 12 escaños en el Parlamento de Andalucía y hace tambalear el casi imposible Gobierno de Susana Díaz.
Los resultados hablan por sí mismos. De la nada, practicamente, Vox se hace con el sector más extremo de la derecha del PP. Porque no solo es Ciudadanos quien pesca en aguas populares. Lo hace, especialmente Vox. La formación naranja araña votos de los de Casado. Si no es así, no son entendibles unos resultados como los surgidos ayer. Huída de votos, hasta 14 escaños que se alejan del PSOE. Siete se deja el PP de Pablo Casado y tres cede Teresa Rodríguez. Y todos ellos se reparten entre los de Albert Rivera y la extrema derecha de Abascal.
La cuestión estará, ahora, en la clave nacional en la que tanto insistieron Casado y Rivera. Si estas elecciones han sido unas primarias cara a las generales o quedarán circunscritas a la región andaluzs.
La abstención ha sido la culpable de que los resultados no hayan favorecido las aspiraciones socialistas, y que la extrema derecha racista, xenófoba, homófoba y machista ,que lleva dentro de su programa electoral la supresión de las comunidades, la supresión de los derechos civiles a los inmigrantes, a las mujeres, porque son machistas y a los homosexuales, haya irrumpido en la política Andaluza, y quien sabe, si no se le hace frente, en la política nacional. ¡ Un gran peligro para la Democracia !