La precariedad laboral conduce a los jóvenes a la pobreza

La precariedad laboral conduce a los jóvenes a la pobreza

Consideran que ésta marca los pasos del actual sistema.
La organización Iglesia por el Trabajo Decente ha denunciado la precariedad laboral que sufre actualmente la juventud y que la lleva a unas condiciones de “pobreza crónica”; hay familias “que no pueden garantizar sus necesidades básicas”, y las personas mayores reciben “unas pensiones indignas”.

En el Marco de la celebración del Primero de Mayo, entidades que han llevado a cabo la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD): Cáritas, Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica (JEC) y Juventud Obrera Cristiana (JOC), han hecho visibles sus demandas.

Este año, ha sido el segundo en el que estas organizaciones han unido sus voces para “celebrar el sentido creador del trabajo” y pedir que se acabe “la lacra de la precariedad laboral que caracteriza el actual sistema de relaciones labores y que lesiona los derechos de las personas trabajadoras y de sus familias”.

Iglesia por el Trabajo Decente ha señalado que el 26,6% de la población española (12,3 millones de personas), se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión social. Y aún así, el 14,1% de las personas que trabajan pueden ser consideradas pobres, según los datos que se rebelan en el informe Arope de 2018.

Con motivo de la fiesta de los trabajadores, han elaborado un manifiesto llamado “Priorizando a las personas, descartamos la indecente precariedad”, han recordado que “el trabajo decente, que forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es un elemento imprescindible para la justicia social y la cohesión de toda la humanidad”.

Consideran, estas entidades de la Iglesia, que la precariedad laboral tiene a “la juventud, hundida en una pobreza crónica que le imposibilita un proyecto de vida”; que “las familias, cuyas necesidades básicas quedan sin asegurar o sin cubrir, como son el techo, luz, comida, ropa o medicamentos”; y que “las personas mayores, que sufren una vejez sin calidad a causa de unas pensiones indignas”.

También han recordado que “el trabajo es esencial para la vida de las personas porque ayuda a construir nuestra humanidad”, por ello exigen “a políticos, gobernantes y poderes económicos unos derechos que son básicos para la construcción de una sociedad cuyo sentido y función sirvan al bien común”.

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