La muerte de Rafael Sánchez Ferlosio tiñe de luto las letras españolas

La muerte de Rafael Sánchez Ferlosio tiñe de luto las letras españolas

En el año 2004 recibió el Premio Cervantes.
En Madrid, a los 92 años de edad, ha fallecido Rafael Sánchez Ferlosio. Fue un hombre muy poco dado a hablar de sí mismo y de su obra. Su texto autobiográfico lo tituló La forja de un plumífero. Es ahí donde su vida queda reflejada. “Plumífero: persona que tiene por oficio escribir”. Escribió incansablemente y, el resultado de ello, difícilmente haya sido igualado en la literatura española del siglo XX.

Siempre llevaba encima unas pequeñas libretas donde plasmaba sus apuntes y sus observaciones, de donde fueron surgiendo todos sus ensayos y novelas. Dedicación y cariño es lo que recibía la escritura de Sánchez Ferlosio, como creando algo grande aunque en él siempre habitó la humildad. En cambio, una vez pasó el tiempo, repudió alguno de sus mayores logros en literatura como si se tratasen de una gran equivocación. Esto sucedió con El Jarama, novela con la que ganó el Premio Nadal en 1955, y de la que declaró en una entrevista en 1986: “En El Jarama está muy cuidado el lenguaje, muy escuchada el habla popular, pero no tiene ni pies ni cabeza. No me gusta nada. Sería un libro que si lo hubiera escrito otro diría: ¡pero qué pelmazo!”.

Sánchez Ferlosio nació en diciembre de 1927 en Roma cuando su padre ejercía allí de corresponsal en el diario ABC. Realizó sus primeros estudios en los jesuitas del colegio San José de Villafranca de los Barros (Badajoz). Hablando de sus años escolares, una vez, comentó: “Los jesuitas nos decían que un niño puro puede condenarse si comete un acto impuro. Lo decían para que no nos tocáramos la pilila”.

En un principio quiso estudiar Arquitectura, pero pronto dirigió sus pasos hacia Filología semítica en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid. Tuvo vinculación con la generación de los 50 y trató con escritores como Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos y Carmen Martín Gaite, con quien contrajo matrimonio y tuvo una hija. Tras separarse de Carmen Martín Gaite vivió con Demetria Chamorro.

Su primera obra literaria fue publicada en 1951 llamada Industrias y andanzas de Alfanhuí. “Será que solo me quedo con el Alfanhuí”, comentó en una entrevista. “Yo vivía entonces en casa y se lo iba leyendo a mi padre y a mi madre conforme lo escribía. No me acuerdo qué edad tenía. Eran incondicionales de lo que escribía. Mi madre pagó la edición. Costó 13.000 pesetas, 1.500 ejemplares. Fue un negocio particular. Alfanhuí tuvo una crítica decisiva. Estaba en el copito, en el auge, y Camilo José Cela me hizo una crítica muy buena. Le gustó. Y eso le dio un empujón imponente”.

A finales de los años 50, se interesó por un lenguaje, a través de lecturas de la obra de Karl Bühler, que iba orientado al ensayo, género con el que alcanzó sus mayores éxitos. La historia y la política en España ocuparon gran parte de sus publicaciones con artículos, principalmente, en El País.

En 2004 fue galardonado con el Premio Cervantes como reconocimiento a “su espíritu libre y su trabajo como narrador y ensayista”. El Premio Nacional de las Letras le fue otorgado en 2009 y en 2015 la medalla de oro al mérito en las Bellas Artes.

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