“La gigantesca recuperación económica estará encabezada por China”, por Francisco Villanueva Navas.

Francisco Villanueva Navas.

Francisco Villanueva Navas · @FranciscoVill87. Economista y periodista financiero.
El Banco Mundial estima que China crecerá el 8,5% anual este año, o más, y lideraría la recuperación de la economía global. Agrega que este logro tendría 2 características particulares: se funda en un boom de consumo de envergadura histórica, el mayor del mundo (6,9 billones de dólares), por encima de EE.UU.; y, al adelantarse en un trimestre a la recuperación de la economía mundial, está acompañada por un salto fenomenal de las exportaciones, que crecen más de 30% mensual. La Unión Europea va también como un cohete y ayuda mucho.

Esta es la fórmula del éxito chino en 2021: boom de consumo y boom del comercio exterior (exportaciones + importaciones); y todo esto en el contexto de una economía global en expansión (5,6% en 2021). EE.UU., la mayor economía del mundo (22,6 billones/25% del PIB global) se expandiría 6,8% este año, a partir de una contracción de 3,5% en 2020; y esto iría acompañado por un alza de 4% en el mundo emergente y en desarrollo, excluida la República Popular. La Unión Europea puede crecer al 6% y lo de España será de récord histórico.

El boom de consumo chino se resume en los siguientes términos: las ventas minoristas (retail) aumentaron 17,7% anual en abril, lo que significa un valor de 515.900 millones de dólares en ese periodo (70,32% de crecimiento interanual). Esto implica que en los primeros cuatro meses de 2021 las ventas de bienes de consumo individual subieron el 29,6% anual, y llegaron a 3,6 billones.

Este fenómeno está acompañado por un incremento de las ventas on line de 27,6%, como parte de una tendencia que las duplicaría en el segundo semestre del año. A esto se suma el boom de las exportaciones que alcanzaron a 32,3% en abril, lo que equivale a 263.920 millones, mientras que las compras en el exterior se elevaron 43,1% en esta etapa.

Por eso es que el producto chino, la segunda economía del mundo (15,6 billones/17% del PBI global) se expandió 18,3% anual en el primer trimestre del año, tras un auge de 6,5% en el cuarto trimestre de 2020. Se trata de un crecimiento de nuevo tipo, propio del capitalismo avanzado: la manufactura “hightech” se elevó en abril 12,7% anual, en tanto que la inversión “hightech” se alzó el 28,8% en el año.

Las cifras de junio muestran que las exportaciones subieron un 27,9% anual en los primeros seis meses de 2021, con importaciones que subieron 5,1%, todo esto medido en dólares estadounidenses. Estos son los trazos centrales de la historia del mundo en 2021, y son los que fijan los rasgos esenciales de la geopolítica global en este periodo, con una economía global en plena recuperación y la República Popular a la cabeza.

Por eso es absolutamente coherente que las exportaciones chinas a EE.UU. se incrementaran 38,9% entre enero y mayo, por encima del promedio mundial.

El dato estratégico central de la ubicación de China en el sistema de 2021 es que es la principal socia comercial de 144 países en el mundo sobre 192 reconocidos por Naciones Unidas; y que dentro de este contexto es la primera exportadora mundial de productos manufacturados (2,2 billones en 2020), y la mayor importadora global, ante todo de “commodities”.

Esta es la tendencia esencial de la época; y para el resto del mundo, incluyendo los EE.UU., el vínculo con la República Popular significa participar o no del rumbo primordial de los acontecimientos en esta parte del siglo XXI.

El general De Gaulle señaló en su momento que “…la política es el arte de conducir lo inevitable”; y que, por lo tanto, en la visión de este hombre de acción y al mismo tiempo hondamente determinista, los trazos fundamentales de la geopolítica mundial tienen un carácter esencialmente económicos y comerciales. Estos son los “Grandes Batallones” que deciden las batallas, en la terminología de Napoleón.

Pero el poder es un fenómeno combinado, que surge de la suma de lo político, lo económico, lo financiero, lo militar, y lo científico/tecnológico, pero donde lo esencial son los logros – o las fallas – del sistema político.

En este aspecto el dato central respecto a China es que en el segundo trimestre de 2020 logró controlar la pandemia del coronavirus sin recurrir a la vacunación masiva de su población que por entonces no existía. Fue una asombrosa hazaña exclusivamente política de movilización y consenso profundo de esta nación de 5.000 años de historia.

EE.UU., por su parte, experimenta el momento de mayor ruptura, polarización y conflicto interno de su historia desde la Guerra Civil de 1861/1865, lo que implica la responsabilidad del gobierno demócrata de centro izquierda liberal del presidente Joe Biden, que enfrenta el doble desafío de 2022 y 2024, con la pérdida altamente probable del Congreso y la Casa Blanca.

Esta es la razón por la que EE.UU. ha perdido la supremacía estratégica frente a la República Popular, mientras transita una tendencia de fondo que coloca el poder económico y comercial en manos de China/Asia.

Estos son los trazos esenciales de la geopolítica mundial en los primeros años de la segunda década del siglo XXI. No son circunstanciales, sino “inevitables”.

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