La campaña electoral se polariza

Constitucionalistas e independentistas esperan ganar en votos y escaños.
Ha pasado una semana desde que comenzara la campaña electoral y los bloques parecen cada vez más divididos. Por un lado, los independentistas llegan divididos y con candidatos huidos de la justicia, a la vez que consideran las elecciones como un plebiscito contra el Gobierno de Rajoy. Los constitucionalistas tampoco dejan claro cómo será el escenario después del 21-D, y Ada Colau parece perfilarse, cada vez más, como la bisagra y el árbitro que incline la balanza.
En cualquiera de los casos, el mar está revuelto en Cataluña. Primero, porque la convocatoria de elecciones se hizo al amparo de la aplicación del 155, constitucional, pero atípico, porque el President, que es quien tiene la potestad legal para convocarlas, es Mariano Rajoy, quien recuperó la competencia, legalmente, al asumir la presidencia después del 155; atípico porque los comicios se celebrarán un jueves, cuando tradicionalmente se hacen en domingo.
ERC, PDeCAT y la CUP siguen con el cántico de que el adelanto electoral es “ilegitimo e ilegal”, pese a lo cual concurren desde el primer momento; incluso, Marta Rovira, número 2 de ERC, dice que el hecho de que el independentismo participa es lo único que legitima estos comicios. Carles Puigdemont, que sigue en Bélgica y ahora pregunta si le dejarán tomar posesión si gana las elecciones, antes de que el juez Llarena retirara la petición de extradición a la justicia belga, calificó estas elecciones como “una segunda vuelta” del referéndum ilegal del 1-O.

García Albiol habría preferido las elecciones más tarde
El candidato del PP a la Generalitat, Xavier García Albiol, ya expresó su sorpresa por una convocatoria tan rápida, puesto que él habría preferido que pasaran los seis meses impuestos por la aplicación del 155 como máximo plazo para celebrar las elecciones, de modo que el Gobierno de Rajoy hubiera podido hacer cambios en campos como la educación o los medios de comunicación públicos catalanes. Por su parte, Inés Arrimadas, candidata de Ciudadanos, aseguró, dos días antes de comenzar la campaña, que “quedan 20 días para que acabe el procés”.
Campaña atípica porque, hasta ahora, nadie dudaba de la limpieza de las elecciones, fueran las que fueran, pero en estas Sergi Sabrià, portavoz de Esquerra Republicana, anunció que reforzarán el recuento paralelo, habitual por parte de las formaciones concurrentes, para evitar un “pucherazo”. Atípica, porque el ex President Puigdemont está haciendo telecampaña.

Desde las Juntas Electorales Provinciales dicen que han recibido escritos desde el PP, Ciudadanos, PSC y Sociedad Civil Catalana sobre posibles ataques a la neutralidad de las elecciones. Campaña atípica, porque el PP de Barcelona se quejó de que el Ayuntamiento iluminara las fuentes públicas de amarillo en solidaridad con los, entonces, encarcelados -solo permanecen en prisión tres de los candidatos y Jordi Cuixart, que no concurre a las elecciones- y la Junta Electoral lo aceptó prohibiendo esa manifestación, mientras que el Defensor del Pueblo catalán, Rafael Ribó, criticó a la Junta Electoral Central por el exceso de “prohibiciones a las que se ha sometido a expresiones democráticas y transparentes”.
Las encuestas no ponen de manifiesto un escenario muy diferente al actual el día después de los comicios. Bien es cierto que las más recientes muestran un retroceso del independentismo, llegando, incluso, a la pérdida de la mayoría absoluta, a cambio de un significativo avance del bloque constitucionalista que, en cambio, no obtendría la mayoría suficiente para gobernar si no es con el apoyo de un tercer grupo: En Comú Podem. Así las cosas, los dos grandes bloques, constitucionalistas y secesionistas, aspiran a obtener la mayoría de votos y de escaños.

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