En Perú continúa la investigación contra Martín Vizcarra, expresidente del país andino. El pasado sábado declaró durante tres horas y media ante el fiscal Germán Juárez.
Se lo investiga por supuestos delitos de cohecho, asociación ilícita y colusión, un pacto con tercero fraguado de forma clandestina. El caso se enmarca en la gran operación anticorrupción la Lava Jato.
Supuestamente, Vizcarra aceptó hubo un soborno de más de dos millones de soles, alrededor de 460000 euros, a cambio de adjudicaciones de dos proyectos en la región de Moguequa. Vizcarra fue gobernador de este departamento de Perú entre 2011 y 2014.
Esta del sábado fue la quinta comparecencia ante Juárez, quien a una televisión local declaró que las pruebas halladas mostraban un “caso sólido”.
No es el primer caso de corrupción en Perú en los tiempos recientes. De los últimos seis jefes de Estado, cuatro han sido vinculados a casos de corrupción, todos ellos por sobornos de la constructora brasileña Odebrecht. Se salvan Manuel Moreno y el fallecido Valentín Paniagua.
El predecesor de Vizcarra, Pedro Pablo Kuczynski, dimitió cuando los diputados del Congreso peruano preparaban una segunda votación para cesarlo. Su dimisión, en 2018, dio el acceso a la presidencia a Vizcarra.
Recientemente, el 9 de noviembre, el Congreso de Perú lo destituyó gracias a 105 votos favorables. Su cese se debió a su “incapacidad moral” para ejercer el cargo.
Lo cierto es que Vizcarra no tenía siquiera bancada propia. El partido Peruanos por el Cambio (PPK) por el que se presentó junto a Kuczynski se disolvió después que la dimisión de éste.
Puesto que no podía gobernar al no tener mayoría suficiente para ello en un Congreso muy fragmentado, convocó elecciones parlamentarias en enero.
Hace poco se vio obligado a abandonar el cargo, siendo sustituido por Manuel Merino. Tras la dimisión de éste, ocupa la Presidencia interina Francisco Sagasti.