No habrá controles aduaneros a cinco kilómetros de la línea física entre Irlanda y el Úlster pero habrá “algunos controles”. Así, Boris Johnson, primer ministro británico, descartaba tajantemente esa posibilidad, como venía rumoreándose que propondría a la Unión Europea. “De ninguna manera”, aseveró.
“Al final, un país unido y soberano tiene que tener un único territorio fronterizo”, añadió. “Cuando Reino Unido se retire de la Unión Europea, esa debe ser la situación que tengamos”, afirmaba, aunque sin desvelar qué controles en la frontera habrá.
“Estamos en una posición en la que la única manera de que podamos unir nuestro país es hacer el Brexit”, razonaba ante las preguntas planteadas en una entrevista en la BBC.
“Creo que hay una muy buena razón y es que se nos ha encargado, de una manera o de otra, que el Brexit esté realizado para el 31 de octubre y eso tiene mucho significado. Hay gente muy inteligente que básicamente piensa que eso sería algo que no quieren ver”, insistió decidido a llevar a cabo el Brexit sea como sea.
“Creo que hay un esfuerzo compartido ahora para frustrar el Brexit”, zanjaba. Y es que el backstop, la salvaguarda de la frontera irlandesa para evitar una frontera dura entre las dos Irlandas durante el periodo de transición, es el principal escollo para que el Parlamento británico apruebe el Acuerdo de Salida suscrito.
Además, Johnson se enfrenta a duras críticas, incluso de su hermana, por el tono empleado por el primer ministro en el último debate acerca del Brexit después de que el Tribunal Supremo declarara ilegal la suspensión de las sesiones parlamentarias.
También afronta las acusaciones de irregularidades durante su etapa como alcalde de Londres por las subvenciones concedidas a la empresa de la estadounidense Jennifer Arcuri. Johnson lo niega y denuncia una campaña promovida por el actual primer edil Sadiq Khan.