Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea, ha confirmado este viernes el dato adelantado del IPC de la eurozona, manteniéndolo en el 8,5% interanual.
Asimismo, reafirma también el de la inflación subyacente en los países del euro en febrero, marcando un nuevo máximo al elevarse al 5,6% interanual.
De este modo, el IPC de la eurozona en tasa interanual acumula cuatro meses consecutivos de descensos, siendo el dato de febrero el más bajo desde mayo de 2022.
Fue justo entonces cuando el Banco Central Europeo (BCE) comenzó a subir los tipos de interés. Precisamente, este jueves la autoridad monetaria volvió a encarecer el precio del dinero otros 50 puntos básicos, hasta el 3,5%, la sexta subida consecutiva.
Así, la tasa de inflación interanual del conjunto de la Unión Europea se situó en el segundo mes del año en el 9,9%. Esto es una décima menos que en enero y supone, también, su cuarto descenso consecutivo.
De entre los Veintisiete, las menores tasas de inflación se registraron en Luxemburgo (4,8%), Bélgica (5,4%) y España (6%).
Al lado contrario, los mayores incrementos se observaron en Hungría (25,8%), Letonia (20,1%) y Chequia (18,4%).
Detrás del mantenimiento del IPC de la zona euro se encuentra la moderación de los precios energéticos, desde el 18,9% de enero al 13,7%.
En cambio, los precios de los alimentos frescos se encarecieron desde el 11,3% del primer mes del año al 13,9% de febrero.
Además, el precio de los servicios creció un 4,8% interanual, un 0,4% más que en enero. A su vez, los bienes industriales no energéticos aumentaron una décima respecto al primer mes del año, hasta un 6,8%.
Dejando al margen la energía, la inflación de la zona euro se situó en el segundo mes de 2023 en el 7,8%. Esto supone cinco décimas más que en el mes anterior.
Si, además, excluimos los precios de los alimentos frescos, el alcohol y el tabaco, se observa que la inflación subyacente se elevó al 5,6%. Esto es tres décimas más que en enero, suponiendo su nivel más alto de la serie histórica.