“Las inyecciones de liquidez provocan un estallido del precio de las materias primas”, por Francisco Villanueva Navas.

Francisco Villanueva Navas.

Francisco Villanueva Navas · @FranciscoVill87. Economista y periodista financiero.
Todo en el capitalismo es cíclico, lo que significa que cuando la demanda crece, los precios aumentan, y como consecuencia la producción se incrementa para capturar el auge experimentado por el mercado, que dura usualmente entre 3 y 5 años.

Pero luego, por la mayor oferta, los precios tienden a decaer, y el ciclo inicia una etapa descendente, que implica menos producción, y en el extremo, el comienzo de una fase recesiva.

Los superciclos constituyen un fenómeno distinto, y aparecen cuando la nueva demanda crece en forma explosiva, mientras la producción, aunque se expanda, se presenta retrasada, y temporalmente inadecuada para satisfacer el nuevo boom de demanda. De ahí que en los superciclos los precios no solo aumenten súbitamente hasta alcanzar niveles récord sino que mantienen esta condición por un largo periodo de tiempo, entre 8 y 10 años, o más.

Es lo que ocurrió en 2001, cuando la irrupción de China, India y Asia en el mercado mundial transformo en sus raíces la estructura del sistema global de “commodities”, de todos ellos al mismo tiempo, desde los agrícolas a los energéticos, pasando por los minerales.

Hasta entonces, y a lo largo del siglo XIX EE.UU tenía un papel decisivo en el mercado de los commodities agrícolas y energéticos. El resultado de la hegemonía norteamericana fue que el precio de los commodites cayó sistemáticamente en el siglo XIX más de 1% por año en forma acumulativa; y en este marco es que aparecieron nuevos productores agrícolas, sobre todo en América del Sur, la Argentina en primer lugar convertida en menos de 30 años en una de las grandes protagonistas de la economía mundial, a la que se sumaron Uruguay y el Sur de Brasil. La otra fue Rusia, quien a través de las “Tierras Negras” sobre el Mar Negro, se transformo en un gran productor de trigo y girasol.

De pronto, en 2001, irrumpió China y Asia en el mercado mundial (incorporación de la República Popular a la OMC); y en los siguientes 3 a 5 años, se transformó en la mayor consumidora de 40% o más de cada uno de los 5 principales commodities, con precios récord en cada uno de ellos, fenómeno que duró hasta 2008, y que luego de un breve interregno, se extendió hasta 2011. Este fue el 1er. Superciclo de los commodities de la historia del capitalismo, y ocurrió en toda la fase inicial del siglo XXI.

Ahora ha surgido un segundo Superciclo de los comodites, también por obra de la gigantesca demanda china, devenida en la segunda economía del mundo de 15.6 billones y el 17% del PIB global.

El nuevo Superciclo emergió en el tercer trimestre del año pasado, con la recuperación plena del boom de consumo (6.9 billones) de la República Popular. También China fue la única gran economía que creció en 2020, con una expansión de +2.3% anual. La consecuencia fue que sus importaciones aumentaron más de 30% el cuarto trimestre del año pasado.

En tanto que las compras de granos, soja y maíz en primer lugar, sobre todo en el mercado estadounidense, adquirieron niveles récord con precios excepcionales y en ascenso en en mercado de Chicago.

Luego, la tendencia se reforzó con un alza record del PIB chino de +18.3% anual en el primer trimestre de 2021 –el más elevado de su historia-, previéndose en el año un excepcional boom económico con un auge de 9% o más.

La OCDE estima que los bancos centrales de EE.UU y Europa han inyectado una asombrosa liquidez de más de 16 billones de dólares en el sistema, que ahora se han volcado en su totalidad a la economía real, y ha provocado un extraordinario boom de los commodities.

Es absolutamente esencial distinguir entre los ciclos de corto plazo, denominados usualmente vientos de cola, y la emergencia de un nuevo Superciclo de los commodites, porque los precios no solo adquieren ahora niveles récord, sino que además, por motivos estructurales, van a durar mucho tiempo, quizás una década. Esto les otorga a los productores una enorme y creciente fortaleza política y estratégica.

Para eso lo primero es comprender el cambio ocurrido en las condiciones históricas mundiales de la etapa post pandemia. El poder hoy se ejerce a través de un esfuerzo previo de lucidez.

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