Se llama Kengoro, es un robot desarrollado en la Universidad de Tokio y puede hacer flexiones, sentadillas y extensiones de la espalda. Cuenta con 116 actuadores, que son sus músculos mecánicos, responsables de mover y/o controlar el mecanismo.
Estos actuadores pueden contraerse muy rápidamente, haciendo que esta máquina sea seis veces más flexible que un humano normal. Pero Kengoro tiene un problema, leemos en Quo. Se calienta demasiado porque sus actuadores producen mucho calor.
Para resolver el problema, sus creadores han incorporado al marco de aluminio poroso un sistema de enfriamiento por agua. Así, el líquido circula enfriando los actuadores y es cuando “suda”. En cambio, este sistema rudimentario hace que Kengoro pese demasiado, dificultando sus movimientos.
La encargada de aportar una solución a esta cuestión es la robótica blanda, es decir, el uso de materiales blandos. Mientras que los materiales sintéticos retienen el calor, los metales lo disipan. Otras tecnologías de refrigeración, como un ventilador, ocuparían espacio en el interior y haría, también, que el robot pesara más.
Así las cosas, el equipo de Rob Shepherd, profesor asociado de ingeniería mecánica y aeroespacial de la Universidad de Cornell, se fijó en un sistema natural de enfriamiento: sudar.
“La capacidad de transpirar es una de las características más notables de los humanos”, asegura T.J. Wallin, coautor principal del reciente estudio. “Uno de los obstáculos para hacer robots duraderos, adaptables y ágiles es controlar la temperatura interna de los robots. Si los motores de alta densidad de par y los motores exotérmicos que alimentan un robot se sobrecalientan, el robot dejará de funcionar”, señala en un artículo publicado en Sciencie Robotics.
Crearon dedos que incorporaron al robot
Por tanto, crearon “dedos” en 3D formados por dos materiales de hidrogel que retienen agua y responden ante la temperatura. Son esponjas inteligentes que absorben agua y sudan.
Un capa base reacciona a temperaturas por encima de los 30º C encogiéndose y exprimiendo el agua en una capa superior con poros micrométricos. Estos se dilatan para permitir la salida del “sudor” y luego se cierran al caer la temperatura por debajo de los 30º C.
Mediante este proceso y la evaporación del agua, la temperatura en los dedos baja hasta los 21º C en 30 segundos. El enfriamiento en los seres humanos es tres veces menos eficiente.