“Invencibles no son quienes nunca son vencidos, son quienes nunca se rinden”. Así aparece en una de tantas publicaciones en redes sociales como mensaje de motivación para quienes tienen dificultades. Es cierto que en la vida nos enfrentamos a muchas batallas… personales, familiares, laborales, sentimentales… a veces perdemos algunas, pero cuando no nos rendimos y volvemos a defender aquello que queremos, seguimos siendo invencibles y la gente invencible es admirable.
Me contaba un amigo, al que además le avergüenza lo que está viviendo, como si él fuese culpable de no encontrar un trabajo, que después de toda la vida trabajando para ganarse la vida y sacar adelante a su familia, cuando ve que se termina la prestación por desempleo y se asoma al precipicio, sin dinero para pagar facturas y busca ayuda para conseguir alimentos, es fácil sentir que estás vencido y difícil confiar en que las cosas cambiarán a mejor, pero que ahora él se siente más fuerte que nunca, aunque a veces siente miedo por lo que encontrará al fondo de ese abismo.
Pocas cosas se pueden decir a una persona, que como muchos miles en el mundo, ve como su vida se desmorona y empieza a pensar en dónde se pondrá a pedir limosna. En la vida hay etapas que sirven para descubrir en quienes puedes confiar y quienes están a tu lado cuando más lo necesitas, porque la fuerza después de una derrota, nos la da saber por quienes luchamos y no quienes nos dan la espalda.
Los héroes no son quienes luchan por ellos mismos, los héroes luchan por ideales y por los demás, y son esos ideales y los demás, por los que no se rinden, aunque la vida les derrote una y otra vez. Yo lo único que le puede decir a mi amigo, es que “uno no está vencido hasta que se rinde”.