John McGeehan, biólogo y director del Centro de Innovación Enzimática de Portsmouth en Inglaterra necesitaba encontrar una molécula que fuese capaz de descomponer los 150 millones de toneladas de residuos de plástico que se encuentran esparcidos por el mundo.
A través de la creación de un detallado mapa biológico se puede acelerar el diagnóstico de las enfermedades, además de desarrollar nuevos medicamentos. También pueden hallarse nuevas herramientas biológicas.
Gira Bhabha, profesora adjunta del departamento de biología celular de la Universidad de Nueva York, manifestó que “esto puede adelantarte en el tiempo e influir en la forma de pensar en los problemas y ayudar a resolverlos más rápidamente”. “Tanto si estudias neurociencia como inmunología esto puede ser útil”.
La colaboración entre investigadores de ambos lados del Atlántico ha dado sus frutos. Sin embargo, sigue siendo una tarea complicada encontrar los compuestos químicos que encajen en el plástico para separarlo de otros elementos.
Encontrar el contenido químico determinante de la enzima necesaria es fácil hoy en día. Lo complicado es determinar su forma tridimensional ya que ello supone años de experimentación bioquímica. De este modo, McGeehan, tras conocer un sistema el cual predice automáticamente las formas de las enzimas desarrollado por DeeMind, preguntó si podía formar parte del proyecto.
Después de una semana de trabajo, trasladó a DeepMind una relación de siete enzimas. El laboratorio devolvió las fórmulas de las siete. Para McGeehan significó que “Esto nos hizo avanzar un año respecto a donde estábamos, si no es que dos”.