Igualdad y peculiaridad

Por Antonio Miguel Carmona

Los socialistas defendemos la igualdad de todos los ciudadanos, vivan donde vivan, tengan el color de piel que tengan, profesen la religión en la que crean, militen en la organización que militen, piensen como piensen.

Eso nos lleva a defender con ahínco la internacionalización de los trabajadores, por encima de las diferencias regionales o nacionales, sean a veces hondas, otras de matices. Porque defendemos la igualdad frente a la peculiaridad.

El dilema que se plantea en Cataluña es sobre todo el enfrentamiento de una parte del Estado frente a otra parte del Estado, la Administración Central frente a la Generalitat. Ciegos, sordos y mudos, ambas partes parecen no escucharse.

Y dejan en el limbo a millones de catalanes, la mayoría, que se oponen a la independencia de una región o nacionalidad de España y que quedan desamparados porque las leyes que les protegen son literalmente suspendidas.

La Generalitat catalana, Puigdemont, está obligado a defender los derechos, los deberes, las leyes que les protegen y la Constitución que ampara a todos y cada uno de  los catalanes. Y hoy muy especialmente a aquellos que no piensan como él.

El Gobierno de la Nación tiene que defender a esa mayoría de catalanes que, no sólo no creen en la independencia de una parte de España, sino que lo que verdaderamente les preocupa es el colegio de sus hijos, el retiro de sus padres o el empleo de cada uno de ellos.

Y los socialistas, el PSOE, especialmente el PSC, debemos encargarnos, como se encarga la Comisión Ejecutiva Federal, de garantizar que el derecho de todos los catalanes se garantiza a su vez por la ley y la Constitución.

Porque los socialistas creemos en la igualdad por encima de la peculiaridad. Se viva donde se viva. Se piense como se piense.