Según un balance realizado por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), debido a los enfrentamientos entre etnias que se han registrado en este mes en la provincia de Ituri del Congo, en el noreste del país, más de 300.000 personas se han visto obligadas a dejar sus hogares.
Entre finales de 2017 y primeros de 2018 la zona fue testigo de una ola de desplazamientos, aunque ahora la situación se había calmado. Debido a los ataques reavivados entre los grupos hema y lendu, las tensiones han vuelto, y en la semana pasada fallecieron unas 161 personas, tal como han informado las autoridades locales.
ACNUR ha estudiado los datos recogidos partiendo de fuentes de 125 lugares diferentes (ha sido imposible el acceso a esas zonas para las organizaciones humanitarias) y ha expresado su preocupación por los casos conocidos de secuestros, mutilaciones, violaciones y asesinatos.
La mayor parte de los 300.000 desplazados se han dirigido a otras comunidades cercanas y unas 30.000 están en lugares donde las situaciones “ya son difíciles”, tal como ha trasladado ACNUR, cuyo temor es que la violencia se extienda a otros lugares de la provincia de Ituri.
En la iglesia de Drodro, en Djugu, es donde se están concentrando la mayor parte de los desplazados. En el interior de la iglesia y en sus alrededores se han concentrado unas 10.000 personas. Hasta Bunia, capital provincial, han llegado unas 20.000, a la vez que otros han intentado atravesar el lago Alberto para llegar a Uganda.
Según considera ACNUR, son ya unos 4,5 millones de desplazados internos los que hay en República Democrática del Congo y, en la zona noroeste, la última ola de violencia padecida aumenta los contextos de emergencia y la situación de seguridad es muy tensa. En la provincia de Kivu Norte, al sur de Ituri, se puso en marcha un programa con el fin de ayudar a casi 100.000 desplazados que se encontraban cerca de la frontera con Uganda.