La situación empeora en Hong Kong, donde la última manifestación, el sábado, se saldó con casi 50 detenidos tras los disturbios que se vivieron, informó la Policía de la ex colonia británica.
Según el comunicado emitido, los manifestantes se han radicalizado, bloquean calles y carreteras y destruyen “propiedades gubernamentales”. Las autoridades policiales los acusan de atacar a los agentes con “armas letales”, ladrillos, botellas de cristal y “líquidos corrosivos”.
Así las cosas, “para evitar que la situación se deteriorara, la Policía frenó estos peligrosos comportamientos con un uso apropiado de la fuerza en una operación de dispersión”, mediante el uso de gases lacrimógenos y manteniendo “una distancia segura de los manifestantes para evitar una confrontación directa”, reza el documento.
“Los actos de los manifestantes radicales son cada vez más violentos”, denuncia la autoridad policial. Añade: “Obviamente, se han desviado el principio de la libertad de expresión de forma pacífica”, señala.
El inicio las protestas tuvo lugar el pasado 9 de junio, cuando más de un millón de personas se congregaron en el corazón financiero de Hong Kong, exigiendo la retirada del proyecto de ley que permitiría la extradición a la China continental de todos los acusados o condenados.
Como resultado, Carrie Lam, jefa del Ejecutivo de Hong Kong, suspendió el trámite parlamentario de la ley de extradición, pero no la ha retirado del registro en el Parlamento. En consecuencia, las protestas han continuado y ahora exigen mayor libertad y democracia y la dimisión de Lam, llegando al aeropuerto y al metro.