El Gobierno del gigante asiático lo niega.
Li Xiaojun, portavoz de la Oficina de Derechos Humanos del Consejo de Estado chino, ha negado las acusaciones de malos tratos a musulmanes en los centros de “educación” impuestos a esta etnia en la región de Xinjiang.
El Ejecutivo del país asiático sale al paso de la denuncia del Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial por la que acusaba a las autoridades chinas del encierro de un millón de miembros de la minoría uigur en campos de concentración y “adoctrinamiento político”.
Ante la prensa, el portavoz chino manifestó que “no es maltrato. Lo que China está haciendo es establecer centros de entrenamiento y centros de educación profesional”.
Además, Xiaojun señaló: “Si dices que no es la mejor forma, quizás sí es una necesaria para hacer frente al extremismo islamico o religioso”. Y afeó a “Occidente” por su “fracaso” en esta lucha. “Mira Bélgica, mira París, mira otros países europeos. Han fracasado”, aseveró.
La minoría étnica uigures, la religión musulmana, lleva denunciando persecuciones por parte de Pekín en los últimos años. Desde hace tiempo están llevando a cabo protestas que en la mayoría de las ocasiones han terminado en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. En 2009, se saldaron con más de 200 muertos.