El pasado 25 de diciembre se dio por terminada la erupción del volcán de Cumbre Vieja, en la isla canaria de La Palma después de 85 días de actividad volcánica.
Ha sido una de las erupciones más largas que se recuerdan en el archipiélago de Canarias. Durante estos días, desde el 19 de setiembre, el volcán de La Palma ha expulsado lava que ha cubierto más de 1.200 hectáreas.
Cumbre Vieja ha vertido unos 159 millones de metros cúbico de magma. Todo ello es una muestra de la magnitud de este fenómeno natural.
Así, El Instituto Geológico Nacional (IGN), Involcan y el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias han recopilado datos para comprender su impacto geográfico
La erupción ha provocado un cambio del territorio, además de lamentar grandes daños materiales, especialmente a los habitantes de La Palma.
Pese a que se da por terminada la erupción, el Gobierno se ha comprometido a continuar involucrado para solventar los problemas causados. Lo hizo casi desde el primer momento.
Por otra parte, siguiendo el dicho popular ‘cuando un volcán muere, nace una montaña’, se ha podido constatar que se cumple.
Gracias a las comparativas con fotografías previas a la erupción, se ha comprobado que Cumbre Vieja tiene mayor altura y una forma más escarpada.
Lo confirma Involcan en una nota publicada. “El volcán de La Palma[…] tiene un edificio volcánico de unos 200 metros de altura sobre su base”. Además, “una altitud total de aproximadamente 1100 msnm (metros sobre el nivel del mar), en torno a una fisura eruptiva visible desde el cielo”. La información finaliza diciendo que ahora Cumbre Vieja cuenta “con al menos 6 cráteres”.
Asimismo, los ríos de lava –las coladas— han formado las conocidas fajanas sobre el océano Atlántico. Al contactar con el agua, la lava se ha solidificado creando nuevas plataformas de tierra firme. Con ello, ha aumentado la superficie terrestre de la isla.
Según el IGN, La Palma ha crecido 43 hectáreas. Tal y como estipula la ley, esos nuevos territorios pasan a pertenecer al Estado, igual que las coladas.