Un gran pacto fiscal mundial creará un tipo mínimo de impuesto de sociedades para destruir los paraísos fiscales

Un gran pacto fiscal mundial creará un tipo mínimo de impuesto de sociedades para destruir los paraísos fiscales

En su reunión de ayer en Londres, el G-7 llegó a un acuerdo histórico para establecer un tipo mínimo de impuesto de sociedades de un 15%. Es el principio del fin de los paraísos fiscales y para imponer un sistema fiscal justo y eficaz global.

Ahora que el gasto público se ha disparado a niveles nunca vistos antes, se hace necesaria una fiscalidad común que elimine desigualdades. Más aún en unos tiempos en los que avanza sin freno posible la economía digital.

“Nos comprometemos a llegar a una solución equitativa sobre el reparto de los derechos de imposición, concediendo a los países del mercado derechos de imposición sobre al menos el 20% de los beneficios que superen un margen del 10% para las empresas multinacionales más grandes y rentables”, reza el texto del acuerdo.

Para ello era preciso que las grandes economías, las del G-7, llegasen a una postura común que luego trasladarán al G-20 en Venecia, en julio. También, al seno de la Organización para la Cooperación y Desarrollo (OCDE), que coordina los debates entre 130 países.

De este modo, se podrán frenar las prácticas de dumping fiscal que, sobretodo, llevan a cabo las grandes empresas tecnológicas.

Precisamente ayer, antes de que comenzara la reunión de ministros de Finanzas del G-7, las cuatro grandes economías de la zona euro firmaron una carta dirigida al grupo mostrando la postura común de la que será, sin duda, la estrategia fiscal de la Unión Europea.

Otro de los retos del bloque comunitario será, igual que a nivel mundial, una política fiscal común que aúne esfuerzos y, sobretodo, elimine desigualdades. Eso supone tocar también y fijar un tipo mínimo de impuesto de sociedades.

El próximo 11 de junio, en Cornualles, los jefes de Estado y de Gobierno del G-7 se reunirán para sentenciar la decisión final en este sentido. El viernes y ayer, leyeron la misiva firmada por España, Alemania, Francia e Italia.

Biden se inclinaba por un 15% mínimo del impuesto de sociedades

Una carta que dejaba claro cómo cree la Unión Europea que debe ser la fiscalidad a nivel mundial. “El dumping fiscal no puede ser una opción en Europa ni en ningún país del mundo. Esta práctica solo llevaría a una caída aún mayor de la recaudación del impuesto sobre sociedades, más desigualdad y la imposibilidad de financiar los servicios públicos básicos”, rezaba parte del texto.

Para todo ello era necesaria la concurrencia y consenso de las potencias económicas del mundo. Hace apenas dos meses, Joe Biden, presidente de Estados Unidos, ponía la cifra: un 15% mínimo en el impuesto de sociedades.

En la reunión del G-7, su representante, Janet Yellen, secretaria del Tesoro estadounidense, volvió a ponerla sobre la mesa. Fue más allá y propuso que las cien mayores multinacionales del mundo tributen allí donde generan sus beneficios. Da igual si tienen presencia física en uno u otro país.

Pero la negociación no será fácil y queda mucho camino que recorrer. Las guerras arancelarias están ahí, por mucho que Estados Unidos haya suspendido temporalmente la subida del 25% a productos británicos, franceses, italianos y españoles. Fue su respuesta a la llamada tasa Google.

Así, frente a la prudencia del ministro de Finanzas japonés, Taro Aso, que el lunes ya avisó de que no creía que se cerrara un acuerdo esta semana, el optimismo de Bruno Le Marie, su homólogo francés, que ha visto cómo no hubo que esperar más allá para alcanzar un acuerdo.

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