Golpe de Estado en Sudán

Golpe de Estado en Sudán

Un nuevo golpe de Estado en Sudán perpetrado por el Ejército sume en la incertidumbre el futuro del país, uno de los más pobres del mundo.

Se encontraba en pleno proceso de transición abierto en 2019 tras otra asonada que derrocaba a Omar Hasán al Bashir, entonces presidente sudanés.

Durante ese periodo de transición se logró un acuerdo entre militares y civiles, poniendo en marcha importante reformas. Incluso, se había conseguido un pacto de paz en octubre de 2020 con algunos de los principales grupos insurgentes en Sudán.

Además, las autoridades de transición alcanzar un acuerdo para entregar a Al Bashir al Tribunal Penal Internacional. Junto a otros, se le acusa de crímenes de guerra y contra la Humanidad durante el conflicto en Darfur. Sin embargo, hasta ahora, no se ha materializado.

Pese a esa transición, las tensiones entre civiles y militares han marcado los dos últimos años. Existen grandes divergencias acerca de las prioridades o el ritmo que debe llevar el proceso transitorio.

De hecho, uno de los primeros encontronazos sucedió a principios de 2020. Fue cuando Abdelfatá al Burhan, presidente del Consejo Soberano de Transición, se reunió en Uganda con Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel.

Ambos mandatarios llegaron al acuerdo de estrechar sus lazos, pero el Gobierno de Sudán no había tenido conocimiento previo del encuentro ni del pacto.

A pesar de ello, se establecieron relaciones diplomáticas y se alcanzó un acuerdo con el fin de mejorar la coordinación. Al Burhan admitió que se había excedido.

Asimismo, otro encontronazo se vivió después de la remodelación del Ejecutivo. Entraban en él los grupos rebeldes firmantes de la paz de 2020, lo que provocó protestas en el este del país.

En setiembre hubo otra intentona golpista en Sudán

La situación se agravó cuando en setiembre se produjo una intentona golpista atribuida a los militares afines a Al Bashir. El Ejército abortó la asonada, pero los civiles reclamaron una remodelación de las Fuerzas Armadas.

A partir de ahí, las tensiones en fueron en aumento, con críticas de los militares al Gobierno y de los políticos al Ejército.

Así, en los últimos días las tensiones políticas alcanzaron su punto álgido, con manifestaciones y contramanifestaciones a favor del Ejército y de las autoridades civiles.

Finalmente, los militares han dado un golpe de Estado, deteniendo a Abdalá Hamdok, primer ministro de Sudán, además de a varios ministros. También a miembros del Consejo Soberano y a Yasir Arman, actualmente asesor de Hamdok.

El primer ministro se encuentra en “paradero desconocido”, según el Ministerio de Información. Un grupo de militares rodeó su domicilio, pero se negó a mostrar su apoyo público a la asonada.

Por su lado, Al Burhan ha disuelto el Consejo Soberano y el Gobierno. Al tiempo, ha decretado el estado de emergencia.

La oficina de Hamdok, por otra parte, ha denunciado “una ruptura del documento constitucional”. Asimismo, “un golpe contra los avances de la revolución por la que el pueblo se sacrificó para buscar libertad, paz y justicia”.

A su vez, llama a la calma y la contención por parte de la comunidad internacional, que reclama preservar el orden constitucional.

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