Golpe de Estado en Myanmar (antigua Birmania)

Golpe de Estado en Myanmar

En la madrugada de este lunes el Ejército de Myanmar perpetró un golpe de Estado como único modo de zanjar su desacuerdo con la victoria electoral de Aung San Suu Kyi. La jefa, de hecho, del gobierno ganó las elecciones del pasado 8 de noviembre con su partido Liga Nacional por la Democracia (NLD por sus siglas en inglés).

En este momento, los líderes civiles, entre ellos la propia premio Nobel de la Paz; Win Myint, presidente del país; y los gobernadores de las regiones permanecen detenidos.

Se ha declarado el estado de emergencia, con lo cual Myanmar queda bajo el control de Min Aung Hlain, jefe del Estado Mayor. Se prolongará como mínimo un año, hasta que se celebren nuevas elecciones. El país del sudeste asiático retrocede una década, volviendo a una situación de gobierno militar como estuvo entre 1962 y 2011.

Con el nombre del NLD, pero sin la firma de Aung San Suu Kyi, se ha emitido un comunicado a través de redes sociales condenando el golpe de Estado. Se pide a la población que “resista con firmeza” a la asonada militar.

Las calles de Yangón, la capital económica de Myanmar, y Naypidaw, la capital política, estaban ayer en una tensa calma. Al inicio, se interrumpieron las comunicaciones telefónicas e internet, pero las pocas horas se volvió a la normalidad.

No obstante, los bancos suspendieron sus operaciones. Asimismo, las embajadas de los países occidentales aconsejaron a sus ciudadanos residentes que se mantengan en sus casas y no salgan a la calle.

Los supermercados comienzan estar desabastecidos, según varios testigos. La situación es de aparente tranquilidad, a pesar de lo cual hay largas filas en los bancos. Todo puede cambiar en cualquier momento, apuntan.

Grandes cuotas de poder del Ejército de Myanmar

El Tatmadaw –el Ejército birmano— seguía teniendo grandes cuotas de poder. De hecho, fueron los militares quienes redactaron la Constitución vigente desde 2008. En ella, el artículo 417 autoriza al Ejército a tomar el poder si entienden que está en peligro la unidad del país.

En este caso, ese peligro es el resultado de las elecciones celebradas en noviembre. El partido de Suu Kyi arrasó, como en 2015, haciéndose con el 83% de los 476 escaños parlamentarios. En cambio, el Partido de la Solidaridad y Desarrollo de la Unión (USDP), la formación de los militares, sólo consiguió 33 diputados.

El USDP rechazó el resultado alegando que más de 10,5 millones de votos eran sospechosos. Nos recuerda a Donald Trump. La Comisión Electoral Nacional, en cambio, aseguró que las elecciones se desarrollaron de manera absolutamente legítima.

Un portavoz militar deslizó la semana pasada la posibilidad de un golpe de Estado, al sugerir que se podría suspender la Constitución si no se adoptaba medidas que corrigieran el supuesto fraude. Pese a ello, un comunicado del Tatmadaw afirmaba que los militares acatarían la Carta Magna y negaba que se fuera a obstaculizar la transición democrática.

“Es un intento de golpe militar, aunque el Tatmadaw puede afirmar que no lo es”, declaró Myo Nyunt, portavoz de la NLD al periódico de Yangón The Irrawaddy , después de conocerse las detenciones de los líderes políticos.

Reacción internacional

La reacción internacional no se ha hecho esperar. Numerosos países occidentales liderados por Estados Unidos y la Unión Europea exigen en la puesta en libertad de los líderes políticos civiles. Asimismo, que se regrese al proceso democrático.

Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, ha manifestado que “el resultado de las elecciones debe respetarse y el proceso democrático ha de recuperarse”.

Un país clave en la región como es China se ha limitado a pedir a las partes que resuelvan las diferencias “bajo el manto de la Constitución”. Igualmente, que mantenga la estabilidad del país. El gigante asiático tiene importantes intereses económicos en Myanmar.

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