“Ganar con menos votos”, por Pedro Molina Alcántara.

Pedro Molina Alcántara.

Recientemente leía en la prensa que Donald Trump se está empleando a fondo en aquellos Estados clave en los que los sondeos pronostican a día de hoy una victoria de Joe Biden pero Trump tiene posibilidades reales de darle la vuelta a esas encuestas en dichas circunscripciones. Se trata, por tanto, de la misma estrategia llevada a cabo en 2016 -centrarse en ganar ciertos Estados aunque se pierda en número de votos totales-, la cual lo llevó a la Casa Blanca a pesar de tener menos votos en el conjunto de la nación que su oponente, la demócrata Hillary Clinton.

Esta situación, que ya se dio también en el año 2000, por ejemplo -el candidato demócrata Al Gore obtuvo más votos que el republicano George Bush-; ocurre porque en el sistema político de USA la presidencia se elige de forma separada a las cámaras legislativas -sistema presidencialista-, pero el electorado no elige directamente al presidente o presidenta, sino que elige a unos representantes que forman el Colegio Electoral. A cada Estado le corresponden un número determinado de votos electorales de acuerdo con su peso poblacional y quien gana en un Estado, aunque solo sea por un voto, se lleva todos los votos electorales de ese Estado –the winner takes it all o «el ganador se lo lleva todo», que diríamos en castellano-.

De ganar de nuevo las elecciones Donald Trump con menor apoyo popular que la candidatura demócrata, considero que el pueblo estadounidense, las organizaciones de la sociedad civil, las instituciones y la clase política deberían abrir una reflexión profunda para introducir en su agenda una reforma electoral que impida que en un sistema presidencialista -no se puede comparar con un sistema parlamentario como el español- queden resquicios, grietas, que permitan convertir una derrota en victoria.

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