La guerra entre los dirigentes del fútbol español agudiza la agonía de este deporte y negocio después de pérdidas millonarias por el coronavirus. Las grandes estrellas se van de los clubes españoles.
El último, Messi, que marchó rumbó a París a ponerse bajo la disciplina de Mauricio Pochettino en el PSG. Poco antes, Sergio Ramos dejaba de vestir la camiseta del Real Madrid para, también, pasar a jugar en el Parque de los Príncipes. Hace ya tres años que Cristiano Ronaldo se fue a la Juve italiana.
Este viernes arranca la nueva temporada, pero las incertidumbres son enormes. Quedan cada vez menos referentes sobre el terreno de juego. Entretanto, otras competiciones europeas hacen sombra a LaLiga. La primera, la Premier británica, pero ahora, con Messi, la francesa.
El fútbol español se queda atrás mientras sus dirigentes, en una lucha intestina de poder, dejan que agonice. Si hace apenas unos años, el fútbol en España representaba cerca del 2% del PIB, ahora, sin grandes estrellas en los clubes va a ser difícil de vender. Porque este es el meollo.
Javier Tebas, presidente de LaLiga, se ha equivocado de arriba abajo por su particular ambición. Recientemente cerró un acuerdo con el fondo CVC por el que éste inyectaría 2.668 millones de euros, a devolver en préstamos sin intereses a 40 años.
A cambio, se quedaría con el 10,95% de los derechos audiovisuales de los clubes de la competición durante medio siglo.
El fútbol español sufre un fair play financiero que no sufren en otros países
Para evitar que Messi tuviera que abandonar el Barça, Tebas trató de embaucar a Joan Laporta, el presidente culé, y aceptara el acuerdo con CVC. Laporta lo rechazó y el dirigente de LaLiga impidió que se pudiera inscribir al jugador rosarino con la excusa del fair play financiero.
Tebas dice que el pacto con el fondo se ha diseñado para salvar la fragilísima situación económica de los clubes. El Barça, ni el Real Madrid, así lo entiende.
Es más, en un durísimo comunicado, el club merengue explica que la aportación de CVC sería mucho menor que los ingresos que los clubes de Primera y de Segunda podrían obtener por sí mismos.
El enfrentamiento de Florentino Pérez con Tebas ha llegado a tal punto que el Real Madrid anunció demandará civil y penalmente al presidente de LaLiga, al responsable del fondo y al propio fondo.
Rubiales se une a trifulca
Y es que algo huele a podrido en Dinamarca. Laporta es de la misma opinión que Pérez. Y a él se ha unido la guinda en la tarta: Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).
Este miércoles apuntó que el acuerdo es “ilegal”. Pero, además, desde el punto de vista económico, es “pésimo y lamentable de cara al futuro del fútbol español”. Sin embargo, es “fantástico para un fondo y otros posibles beneficiarios”, deslizó.
Y en todo este lío el único perjudicado es el aficionado y el propio fútbol español. Este jueves se sabrá el resultado de la votación en la Asamblea de LaLiga, cortijo de Tebas. Necesita 33 de los 42 votos posibles.
Si el Madrid y el Barça arrastran, Tebas fracasará. Y no olvidemos Italia y Alemania rechazaron la operación en sus respectivas competiciones.
Los enfrentamientos entre los dirigentes del fútbol español profundizan una herida que ya se resintió no hace poco, con motivo de la Superliga. Tebas se la tenía jurada a Pérez y, ahora, a Laporta.
No digamos a Rubiales. Tampoco gustan mucho a Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, que también vio peligrar su chiringuito hace tiempo. El caso es que todo ello sólo perjudica al fútbol español que vive tiempos de agonía si no se pone freno a tanta disputa. Pero es que el fútbol es un negocio.