Así se confiesa un militante de ERC a este periódico. Porque todas las partes reconocen que fueron capaces de esconder las urnas y utilizarlas para el referéndum ilegal del uno de octubre. Un éxito que anima a los independentistas a desarrollar su resistencia pasiva.
Las Fuerzas de Seguridad del Estado buscaron hasta debajo de las piedras y, efectivamente, encontraron papeletas, intervinieron imprentas, localizaron responsables. Llegaron a presuponer, según contaron, que materialmente el referéndum no podría celebrarse.
Está claro que no estamos hablando de un referéndum desarrollado con normalidad. El uso ilegal de los datos secretos de los ciudadanos, la presencia no autorizada en lugares públicos, no impidió que miles de personas se acercaran a votar.
¿Dónde votaron? En urnas que escondieron con habilidad y que despistaron a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Una habilidad que les anima a poder implementar una resistencia que definen como pacífica.
“Fuimos capaces de esconder las urnas, somos capaces de gobernar Cataluña”, señalan a este periódico.
«Si fuimos capaces de esconder las urnas, somos capaces de gobernar Catalunya»
