Febrero: democracia y libertad

Por Mari Ángeles Solís del Río.
En la Historia de España, acontecieron dos hechos que están íntimamente ligados tanto al concepto de democracia como de libertad y, más aun si los observamos desde una óptica socialdemócrata, ya que irían unidos intrínsecamente para alcanzar un fin común.
Uno de los acontecimientos a los que hago referencia es al Referéndum de Andalucía para obtener su autonomía. Fue allá por el año 1980, y tuvo un desarrollo apasionante. La fecha de su celebración, el 28 de febrero, dejó marcada una huella en la historia tanto de España, como de la propia Andalucía.
Por aquel entonces, en España gobernaba la UCD, que decidió que la autonomía andaluza debiera realizarse por el artículo 143 de la Constitución Española y no el 151 de las históricas: Cataluña, Euskadi y Galicia. Todo un signo de discriminación de la derecha rancia, hacia un territorio, desvalorándolo en comparación con otros. La respuesta del pueblo andaluz fue un rotundo No. Así pues, UCD fijó el listón del 151 prácticamente imposible.
En primer lugar, una enrevesada pregunta en la papeleta y la exigencia de que todas las provincias de la comunidad superaran el 50% de los votos afirmativos al 151, pero no sobre el número de votantes sino sobre el censo; algo, a sabiendas, inalcanzable, ya que los censos presentaban muy graves irregularidades. Con barreras interpuestas y todo, seis provincias pasaron el 50%, únicamente no llegaron Almería y Jaén.
En Almería se demostró que figuraban en el censo miles de personas que habían fallecido. En Jaén también se detectaron numerosas irregularidades y, aun así, el porcentaje de síes alcanzó el 49’768%, insuficiente por unas centésimas.
Cuando el 8 de marzo se anunció que los resultados no ratificaban la iniciativa autonómica por la vía del 151, se oyeron gritos de “pucherazo”. Los representantes de los partidos de la izquierda, presentaron recursos impugnadores ante la Audiencia Territorial de Granada. Y, finalmente, la justicia dio la razón y Andalucía se convertiría en una Comunidad con Autonomía plena.
Otro acontecimiento, ocurrido también en febrero, fue un ataque frontal a la democracia, con la intentona golpista del 23-F.
Aquel 23 de febrero de 1981, a las 6’24 de la tarde, un grupo de guardias civiles dirigidos por el teniente coronel Tejero, irrumpían con violencia en el Congreso de los Diputados, durante la votación de investidura como Presidente del Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo. Fue, mientras duró, una auténtica pesadilla, que finalizó a las 12’02 del día siguiente, al entregarse Tejero y liberar a los parlamentarios y miembros del Gobierno. La Democracia había triunfado. Fueron unas duras horas de parálisis en las que el pueblo estuvo alerta mientras pendían de un hilo todos los derechos y libertades adquiridas.
A aquel acontecimiento, le sucedieron multitud de manifestaciones, cuyo lema era: “En defensa y reafirmación de la Constitución, la libertad y la democracia”.
Por ello, puesto que la política nos ha enseñado que la democracia siempre va unida a la libertad, me ha dado por pensar que, desde entonces, todo mes de febrero, en recuerdo de la victoria del pueblo, además de ir acercándonos poco a poco a la primavera, también nos va trayendo, mezclado entre paisajes de almendros en flor, más democracia y más libertad.

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