El presidente de Estados Unidos reconoció a Jerusalén como capital de Israel.
En una manifestación convocada ante la embajada de Estados Unidos en Kuala Lumpur, el primer el ex primer ministro malasio, Mahathir Mohamad, calificó ayer a Donald Trump como un “abusón internacional” y un “villano” por reconocer, el pasado 6 de diciembre, a Jerusalén como capital de Israel, dando un giro a la política mantenida por Estados Unidos durante décadas.
Esta decisión del presidente de Estados Unidos ha sido rechazada por la mayoría de los países de la región y los integrantes de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI). Mahathir ha dicho que esta decisión “va a llevar hacia una cosa llamada terrorismo”. “Hoy tenemos a un abusón internacional. Trump, váyase a buscar a alguien de su tamaño. Esto solo va a provocar la ira de los musulmanes”.
Romper relaciones diplomáticas con Israel y boicotear a las empresas estadounidenses
Las reacciones han sido diversas. El ex primer ministro hizo un llamamiento a todos los países musulmanes a romper relaciones con Israel, después de señalar que “debemos usar todo nuestro poder para oponernos a este villano que es el presidente de Estados Unidos”. Otro líder de la oposición malasia, Muhyiddin Yassin pidió al Gobierno de Kuala Lumpur que paralice las inversiones planeadas para hacer en Estados Unidos. Igualmente, Nayib Razak, primer ministro malasio, pidió a los musulmanes que se negaran a reconocer a Jerusalén como capital de Israel, entras que, en Internet, los usuarios de redes sociales en el país asiático han emplazado a boicotear a las empresas estadounidenses.
Por su parte, Zahid Ahamad Hamidi, viceprimer ministro malasio, anunció que Nayib y el líder del Partido Islámico Panmalasio encabezarán una manifestación en la capital administrativa de Malasia, Putrajaya, la próxima semana.
Principal escollo para alcanzar un acuerdo de paz duradero
Precisamente, el estatus de Jerusalén es uno de los principales escollos para lograr un acuerdo de paz duradero entre Israel y Palestina. Mientras que los israelíes consideran Jerusalén como su capital indivisible y quieren que todas las embajadas estén allí, los palestinos quieren que la capital de su Estado esté en el sector este de Jerusalén, ocupado por Israel desde 1967, anexión que no ha sido reconocida a nivel internacional.