Los relatos de Aina. “Evaristo”, por Aina Rotger.

Aina Rotger Carlón.

Evaristo era abogado como lo había sido su padre. Un tipo serio, recto y exitoso como él. Vivía, como su padre, con su mujer y, como él, tenía una parejita de hijos que iban a ser un calco suyo. Hasta que un día, rebuscando entre las libretas de leyes de Roberto, su progenitor, se quebró. Evaristo encontró una libreta en la que, con letra aniñada, se detallaban los gastos de otra familia y se guardaban con celo las cartas de amor de Eusebia, misivas en las que se describían los encuentros y amoríos con su padre. Ella vivía seis calles más allá.

Evaristo entró en crisis: descubrió que tenía dos hermanas y que a su padre le gustaban el teatro y los cabarets, la pintura y las fiestas populares, y él, que solo sabía de leyes y migrañas, tuvo que repartir la herencia y compartir sus recuerdos con aquella artista septuagenaria y sus hijas, actrices de segunda. Y lo peor de todo, tuvo que presentárselas a sus propios hijos.

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