La oficina de estadística europea, Eurostat, ha revisado, a la baja, la tasa interanual del IPC de la eurozona situándola en el 10,6% en octubre. Esto es una décima menos que la estimación previa.
Marca, así, un nuevo máximo histórico después del 9,9% del pasado setiembre, con una aceleración de siete décimas.
Esto pese a las subidas de los tipos de interés llevadas a cabo por el Banco Central Europeo (BCE). En su última reunión, del 27 de octubre, el Consejo de Gobierno de la autoridad monetaria elevó el precio del dinero otros 75 puntos básicos.
De este modo, la inflación interanual del conjunto del bloque comunitario avanzó hasta el 11,5%, cuando en setiembre fue del 10,9%.
Detrás de este avance del IPC de la eurozona se encuentra el incremento de los precios de la energía en un 41,5%. En cambio, en setiembre subieron un 40,7% en tasa interanual.
También, los alimentos frescos, que se encarecieron en el décimo mes del año un 15,5%, frente al 12,7% del mes previo.
Asimismo, los servicios registraron un incremento del 4,3% (+0,0%), mientras que los bienes industriales no energéticos subieron un 6,1% interanual (+0,6%).
Dejando al margen los precios energéticos, la inflación de la zona euro se situó en el 6,9%, medio punto porcentual más que en setiembre.
Si tampoco consideramos los precios de los alimentos, el alcohol y el tabaco, la inflación subyacente se muestra persistentemente elevada, hasta el 5% (+0,2%).
Así, 18 países economías de los Veintisiete registraron, en octubre, tasas de inflación de doble dígito. Estonia (22,5%), Lituania (22,1%), Hungría (21,9%) y Letonia (21,8%) son los países en los que se registraron mayores porcentajes.
Al lado contrario, las economías donde se registraron subidas menos pronunciadas fueron Francia (7,1%), España (7,3%) y Malta (7,4%).
Por tanto, nuestro país consigue un diferencial de precios de 3,3 puntos favorable respecto a la zona euro, cuando el mes anterior fue del 0,9%.