Como cada año por estas fechas cambiamos en un buen número de países al horario de verano, por lo que hay que adelantar una hora los relojes. A las 2:00 serán las 3:00.
El adelanto de la hora se mantendrá hasta el último fin de semana de octubre, cuando los relojes deberán regresar a una hora antes. Es decir, retrasarlos.
La responsable de este cambio horario es la Directiva Europea 2000/84/CE, que afecta sin excepción, a todos los países miembros de la Unión Europea.
Pero la cosa viene de veinte años antes, cuando en 1980 se empezaron a adoptar los cambios horarios con llegada de la primavera. Sin embargo, no fue hasta el año 2000 cuando se plasmó en una normativa concreta, fijando el último domingo de marzo la fecha para adelantar los relojes. Lo mismo, ya entrado el otoño.
No obstante, el asunto se volvió a revisar en 2018, cuando se llegó a plantear la eliminación del cambio de hora. Entonces, los Veintiocho –Reino Unido no había culminado el Brexit— consideraron que suprimirlo en 2019, como se propuso, era precipitado. Se decidió, pues, aplazarlo a 2021.
Así las cosas, en 2019 Isabel Celaá, entonces portavoz del Gobierno español, comunicó que el Consejo de Ministros había decidido mantener nuestro huso horario. Además, se tomaba de plazo hasta 2021 para meditar acerca del cambio de hora.
El adelanto o retraso de los relojes persigue aprovechar mejor la luz solar por las tardes. De hecho, es de obligado cumplimiento por parte de todos los estados miembros.
Por otra parte, la Comisión Europea entiende que el ahorro energético no es lo único positivo, sino que impacta positivamente en otros sectores. Según el Ejecutivo comunitario, favorece al transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, los modos de vida, la salud, el turismo, la hostelería, el ocio e, incluso, las condiciones laborales.
Aunque ya se aplicaba desde los años 70 a causa de la primera crisis del petróleo, desde 1981 se aplicaba como directiva. Se renovaba cada cuatro años, hasta que el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión aprobaron, en 2001, el carácter indefinido de la medida.