Esperpento en la Asamblea de Madrid

Esperpento en la Asamblea de Madrid

De esperpento hay que calificar el vergonzoso espectáculo que protagonizó Eugenia Carballedo, la presidente de la Asamblea de Madrid, en el Pleno monográfico sobre contratación que se celebró este jueves.

A tal punto fue así que todos los grupos de la oposición, incluido Vox, abandonaron el Hemiciclo.

La razón: la expulsión de una diputada socialista tras negarse a retirar unas palabras relacionadas con el hermano de Isabel Díaz Ayuso.

La parlamentaria del PSOE lanzó desde el estrado que Tomás Díaz Ayuso “se dedica a ir por los hospitales a sugerir a las unidades de contratación a qué empresa hay que contratar”. Exigía a Ayuso que el Gobierno regional debía vigilar estas cuestiones en materia de contratación.

Es en ese momento en el que Carballedo criticó la “alusión directa” de la diputada a un familiar de un diputado de la Asamblea de Madrid. “Lo está haciendo, además, no con palabras amables, sino con palabras muy graves. No se me ocurre nada más en contra de lo que son las reglas de la cortesía parlamentaria”, espetó.

“Todos los diputados tenemos el deber, porque así lo mandata el reglamento, de adecuar nuestra conducta a las reglas de la cortesía parlamentaria”, abundaba.

Libre interpretación del reglamento por parte de la presidente de la Asamblea de Vallecas que en otras ocasiones no ha hecho tal reflexión. Ni cuando Ayuso insulta sistemáticamente a los parlamentarios de la oposición, salvo Vox, ni cuando se increpa a un diputado de raza negra.

Así las cosas, Carballedo exigió a la parlamentaria socialista que retirara la acusación vertida sobre el hermano de Ayuso. Fue entonces cuando Irene Lozano, otra diputada socialista, exigió que respetase la “libertad”, mantra de Ayuso en la campaña electoral.

La presidente de la Asamblea de Madrid, a su bola

Ante las exigencias de la presidente de la Asamblea, la parlamentaria del PSOE respondía. “Presidenta, no lo voy a retirar, y me gustaría que la misma actitud que tiene usted aquí hoy la tuviera con la presidenta de la Comunidad que nos insulta”, lanzó.

Carballedo, a su ritmo, interpretó, como director de orquesta que dirige a su bola una sinfonía, el artículo 26 del reglamento. Se saltó absolutamente a su antojo toda escrupulosa voluntad de respetar la libertad de expresión y actuó autoritariamente. Expulsó a la diputada socialista.

Llegó, incluso, a pedir a los servicios de la Cámara regional que acompañasen a López fuera. No hizo falta. Arropada por toda la oposición en bloque, los diputados regionales salieron del Hemiciclo.

Bueno, todos no porque Alberto Oliver, de Más Madrid, se quedó porque le tocaba intervenir, pero se limitó a trasladar su solidaridad ante el “bochornoso episodio” vivido.

Carballedo, dimisión

Ni qué decir que Carballedo debería dimitir con carácter retroactivo, algo que no va a suceder habida cuenta de la prepotencia que despliega. Tampoco se puede pedir que Ayuso la cese o que la Cámara por mayoría la destituya.

El cuajo que destila la presidente de la Asamblea de Madrid constituye el insulto más grave a la democracia: prohibir la libertad de expresión de un diputado.

Y es que, como dice Carolina Alonso, portavoz de Unidas Podemos, si se habla del “señor Tomás Ayuso”, en el PP “se ponen nerviosos”. “Por algo será”, añadió.

Por su lado, Juan Lobato, portavoz del PSOE, ha tildado de “lamentable” lo sucedido. Y corto se ha quedado. “Va en contra de la libertad de expresión de la democracia y de cómo tiene que funcionar un Parlamento”, ha definido la actuación de Carballedo.

Asimismo, Mónica García, líder de la oposición y portavoz de Más Madrid, ha calificado de “esperpéntica” la situación vivida. “Coarta la libertad de expresión de una parlamentaria”, asegura, y destaca que llama la atención que se ponga “tan nerviosa” la presidente de la Asamblea.

Como no podía ser de otra manera, el PP apoya a Carballedo. A partir de aquí, cada uno puede escribir su relato. No es de extrañar con la actitud de Ayuso en otro pasaje del esperpento que vive la Comunidad de Madrid.

“Bueno, de verdad… Hasta luego. Da igual… Paso”, cuando se le preguntó a toda una presidente regional sobre las muertes en residencias por la epidemia. Pataleta quinceañera, señora presidente, indigna de su cargo. Hace falta un poquito más de nivel. Para empezar, madurar.

Pero claro, si José Luis Martínez Almeida dice: “porque seremos fascista pero sabemos gobernar”, no se puede esperar mucho nivel. ¿No?

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