“España y la Unión Europea se garantizan el crecimiento económico gracias al pacto entre los EEUU y China”, por Francisco Villanueva Navas.

Francisco Villanueva Navas.

Francisco Villanueva Navas · @FranciscoVill87. Economista y periodista financiero.
Muchos no se lo pueden ni creer; colas interminables en centros comerciales, repunte del consumo, mayor producción manufacturera, inesperado crecimiento del PIB, creación de empleo por incremento de la economía por debajo del 3% (por primera vez en la historia), precio de la deuda estable o a la baja, confianza empresarial estable e incluso ligeramente al alza, precios al consumo por debajo del 2%, mercados bursátiles al alza, precio del crudo bajísimo…España crece y mucho, pero Europa, también.

Parece que todos los analistas se han equivocado en sus predicciones del mes de septiembre cuando la recesión era un hecho consumado tanto en Europa cómo en América. El acuerdo entre EE.UU y China firmado en Washington el 15 de enero es un extraordinario factor de certidumbre en la economía global; y el resultado es que los índices de expansión mundial mostraron en enero un alza de 4,2% anual, 1,7 puntos porcentuales por encima de los que tenían 3 meses atrás.

Hay una mejora generalizada en los países avanzados, EE.UU en primer lugar, de 0,5 puntos en el periodo noviembre, diciembre y enero; en tanto el mundo emergente, encabezado por China y Brasil, experimentó un salto de 2.5 puntos porcentuales, verdaderamente notable.

El caso de la República Popular comunista de China es llamativo, porque indica un crecimiento de 7.6% anual en diciembre de 2019, establecido por el índice satelital instantáneo. El dato central de esta recuperación prácticamente sin excepciones es el auge global ofrecido por el sector manufacturero, que si bien representa sólo el 20% de la economía mundial tiende a liderar el alza del ciclo económico, especialmente a partir del pleno despliegue de la nueva revolución industrial que ha ocurrido en los últimos 3 años, en especial en EE.UU y China.

En este periodo, la manufactura global sufrió el pleno impacto del conflicto entre EE.UU y la República Popular, usualmente denominado “guerra comercial”, con una caída generalizada de la inversión fija industrial debido al extraordinario grado de incertidumbre desatado por la puja entre las superpotencias.

La manufactura es sólo 11% del producto norteamericano, y continua reduciéndose, pero su capacidad productiva es cada vez mayor, con el agregado de que al fusionar digitalmente la manufactura y los servicios, la nueva revolución industrial crea bienes cada vez mas intensivos en conocimiento y cada vez menos dotados de contenido material: esta es la obra de la fusión digital.

De ahí que el índice manufacturero global creciera 0,7 puntos porcentuales en enero, lo que indica un auge de 1,7 puntos sobre el nivel de agosto de 2019, cuando comenzó la recuperación.

El índice de crecimiento manufacturero está directamente vinculado a la expansión del comercio internacional, porque los bienes son de lejos el principal factor de auge del intercambio global en la economía globalizada del siglo XXI.

Hay un elemento estructural en la disminución del comercio internacional en los últimos dos años; y es que la producción industrial high tech de los países asiáticos, encabezada por China, alcanzó un punto de maduración/saturación en la tecnología de los smartphones de cuarta generación (4G); y como la República Popular produce 25% del total mundial de estos bienes (que es más de 50% en las economías asiáticas, incluyendo Japón), esto ha provocado una caída de la producción y de las exportaciones de los equipos 4G.

También se ha reducido el comercio internacional por el hecho de que China crece ahora sobre la base prácticamente excluyente del consumo domestico (98% del total), y que la relación entre las exportaciones de la República Popular y lo que le compra al mundo es 1 a 3.

Todo está a la espera del despliegue de un nuevo ciclo industrial high tech, esta vez centrado en la tecnología 5G que comienza a esbozar todas sus posibilidades en el transcurso de este año en China, para alcanzar su culminación en 2025, cuando prevé disponer de un universo de usuarios de 480 millones de integrantes (40% del total mundial).

El PIB industrial chino es aún 28% del total, pero era más de 50% hace menos de 10 años; además, la economía digital es ya más de 40% del producto, y superaría 70% en 2025.

Todo indica que hay una recuperación plena de la economía mundial en 2020, con un auge global de 3% del producto en este periodo, en una trayectoria nítidamente ascendente.

En el boom económico global de 2016/2018, el producto aumentó de 2% a 5% en 2 años (lo que representó un alza de 6.5% anual medido en capacidad de compra doméstica, entonces encabezada por la República Popular).

Esta vez es EE.UU. quien lidera el crecimiento global, y lo hace a través un boom de inversiones de dimensiones históricas: ha recibido más de 12 billones de dólares de capitales del mundo entero entre 2017 y 2019, en un fenomenal proceso de reversión de flujos que se acelera cada vez más (y que el FMI estima en 1,6% del producto entre 2017 y 2018). El PIB norteamericano ascendió a 1, 9 billones de dólares, el 25% del producto global.

En la economía norteamericana, finalmente la Reserva Federal ha aceptado ser guiada por lo que sucedía en el sistema productivo real, y el último año bajó sistemáticamente las tasas de interés, y lo mismo ocurrió con el Banco Central Europeo (BCE).

Por eso, el “optimismo” de los productores y de los inversores es el más elevado de los últimos 10 años, lo que significa que la psicología de los actores de la economía real refleja lo que sucede en la estructura productiva.

El acuerdo EE.UU / China celebrado en Washington el 15 de enero, y que se concluye con el acto que se celebrará en Beijing presumiblemente en febrero con la presencia del presidente Donald Trump y del mandatario chino Xi Jinping, es un punto de inflexión en la historia del mundo. No es para menos, se estaba tejiendo una recesión provocada por los dos grandes que no tenía sentido alguno. Parece que seguiremos creciendo en nuestro país en tasas próximas al 2%, nuestros socios europeos al 1%, EEUU más del 2%, China al 5% y resto del mundo por encima del 5%… veremos.

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