La premisa es acabar con los grupos vinculados al movimiento liderado por el clérigo exiliado.
Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, ha pedido a Kirguistán que acabe con cualquier grupo que tenga vinculación con el movimiento liderado por Fetulá Gulén, el clérigo exiliado, ya que, desde el Gobierno turco, se le considera autor del intento de golpe de Estado de 2016. Sin embargo, por el momento, Kirguistán se ha negado.
Desde hace décadas existen, en la antigua república soviética de Asia Central, una red de escuelas y centros educativos que están patrocinados por Gulén, actualmente en exilio voluntario en Estados Unidos.
Tras el intento de golpe de Estado de 2016, se ha solicitado por parte de Ankara a los gobiernos de las distintas regiones que se cerrasen esas escuelas y centros. Muchos de los gobiernos de las regiones se han negado.
Por su parte, Almazbek Atambayev, presidente de Kirguistán en aquel momento, expresó su rechazo y únicamente propuso cambiarles el nombre.
El presidente turco, en una visita realizada al país, de mayoría musulmana, ha vuelto a incidir en su petición, ahora con Sooranbai Zheenbekov, nuevo presidente de Kirguistán, argumentando que el entramado creado por Gulén supone una amenaza para el país en materia de seguridad.
“No queremos que nuestros hermanos tengan este tipo de problemas”, ha instado Erdogan en una rueda de prensa conjunta. “Los seguidores de Gulén pueden infiltrarse en el Ministerio del Interior, en el Ejército, por lo que puede tener lugar un golpe de Estado también en Kirguistán”, ha sugerido.
Zheenbekov, llegó al poder el pasado año, pero no se ha comprometido a nada con Erdogan y le recuerda que la red de escuelas está bajo el mandato de su Gobierno.
Kazajistán, vecino de Kirguistán, también se ha negado a cerrar las escuelas y asociaciones de Gulén, aunque sí les ha cambiado el nombre.