En España, México, Uruguay, Argentina, Italia y otros países, sobre todo de cultura hispana, el 6 de enero se celebra la Epifanía y la llegada de los Reyes Magos de Oriente a adorar a Jesús y traerle regalos. Pero, ¿eran reyes de verdad?
Solo el Evangelio de Mateo los menciona. Escrito en griego, se refiere a ellos como Magoi: “Cuando nació Jesús, unos magos se presentaron en Jerusalén”.
Ahora bien, según Antonio Piñero, catedrático de Filosofía Griega de la Universidad Complutense de Madrid que estudia la lengua y la literatura del cristianismo en sus principios, señala que en tiempos de Jesús, magoi tenía dos posibles significados.
Así, “se refería a quienes practicaban la hechicería blanca o negra. También era el término técnico para expresar la orden sacerdotal del culto de Zoroastro, que tuvo sus inicios alrededor del siglo VI a. C.”. Por tanto, más que reyes, eran sacerdotes importantes, en opinión de Piñero.
Es posteriormente, ya en la Edad Media y en la Moderna, cuando se les atribuyó rango de monarcas, seguramente por la influencia de las representaciones pictóricas de Botticelli, Giotto, Da Vinci, Filippo Lippi, Velázquez, Rubens y El Bosco. Estos plasmaron la escena de la adoración.
Según Giovanni Bazzana, historiador y catedrático de la Escuela de la Divinidad de la Universidad de Harvard, “los nobles de la época empezaron a ver la conveniencia de representar a reyes rindiendo tributo a Jesús porque así se los identificaba con ellos, les daba prestigio y los mostraba como piadosos”.
También se puede atribuir, de acuerdo con Bazzana, un significado político de legitimidad, de forma que “el derecho de ser rey es para un cristiano”.