“En un lugar del Paseo de la Castellana: de Antonio Cánovas del Castillo a Mariano Rajoy Brey. 1887/2019” (III), por José Francisco Arribas Álvarez.

José F. Arribas Álvarez.

PARTE SEGUNDA.
ACTO TERCERO. CASI UN ESPECTADOR DEL ESCENARIO, LUIS CARRERO BLANCO. UN TRÁGICO FINAL EN SU PROPIO BARRIO.
La entrada principal de la Huerta de Cánovas estaba situada en la zona de la calle Serrano. Enfrente de las tapias de la finca se levantan edificios de aspecto señorial, en uno de ellos acaba de fallecer la nieta de Francisco Franco, dos más hacia la calle Serrano, situado en la calle Hermanos Bécquer 6, vivía el primer presidente, que ya lo fue del gobierno y no del consejo de ministros, don Luis Carrero Blanco, nuestro tercer protagonista.

Luis Carrero Blanco (1904/1973) fue un militar de la Armada, donde llegaría al rango de Almirante y un político, donde alcanzó el de Presidente del Gobierno. Nacido en Santoña, Cantabria, era descendiente de una familia de militares e ingresó en la Escuela Naval de San Fernando en 1918. Toma parte la Guerra del Rif, quizá defendiendo intereses no solo de España, sino del que sin saberlo fue su ilustre vecino el conde de Romanones y en la Guerra Civil -1936/1939- llegando a jefe de operaciones del Estado Mayor de la Armada. En 1940 redactó un informe recomendando la neutralidad española en la II Guerra Mundial, que cuando lo leyó Franco, quedó tan impresionado que le convirtió en su hombre de confianza. Por tanto, en la Dictadura ocupa puestos de responsabilidad y se convierte en mano derecha de Franco y el segundo hombre más poderoso de su régimen. Defensor de una monarquía autoritaria, promueve el nombramiento de Juan Carlos como rey, como lo hizo su vecino, Cánovas del bisabuelo de éste, Alfonso XII.

Con 69 años tras 6 años de vicepresidente del gobierno, en junio de 1973 es nombrado, presidente del mismo, lo que inducía a pensar que se convertiría en el hombre fuerte del Estado a la muerte del dictador y en el pilar sobre el cual se sustentaría el franquismo sin Franco, pero su asesinato aborta estas expectativas. Se produce en un atentado terrorista en Madrid en 1973 –nuevamente como le ocurrió a su vecino de enfrente, Cánovas- aunque ahora más emocional por producirse junto a su domicilio.

Hombre religioso, diariamente era recogido por su chófer y un vehículo de escolta, en su portal, giraban por la calle General Oraá y luego por Serrano y tras unos 200 metros escasos le dejaban en la cercana parroquia de San Francisco de Borja, de los jesuitas, donde cada día iba a misa, antes de acudir a la sede de la Presidencia del Consejo de Ministros. Tras la celebración religiosa se vuelve a subir a su coche oficial que sigue por Serrano y gira a la izquierda por Juan Bravo, para volver a girar por Claudio Coello. Circulando por esta calle y cerca de la trasera de la iglesia donde había ido a misa, alrededor de las nueve y media de la mañana del 20 de diciembre de 1973, sus asesinos activaron las cargas explosivas en el momento en que el vehículo pasó por encima. La explosión, acaba en el instante con la vida de Carrero Blanco y fue tan violenta que abrió un gran cráter en el asfalto y el coche de cerca de dos toneladas de peso, vuela por los aires y cae en la en la azotea de la Casa Profesa anexa a la iglesia. Asimismo mueren los acompañantes que iban en el vehículo junto a Carrero, el inspector de Policía Juan Antonio Bueno Fernández y el conductor del vehículo José Luis Pérez Mogena.

Así pues como en 1897, desaparece de forma trágica de nuestro escenario, don Antonio, ahora en 1973, le ocurre a don Luis, aunque el atrezo del escenario no se parece en absoluto al de nuestros dos primeros protagonistas, como veremos a continuación.

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