“En defensa de lo público” (IV), por Pedro Molina Alcántara.

Pedro Molina Alcántara.

Si mirase hacia atrás y pudiese mantener una conversación con mi Yo de hace unos años, la persona que era se sorprendería de verme abrazando posiciones políticas tan templadas como ahora defiendo. Y es que cada día me convenzo más de la necesidad de huir de los extremos para buscar un consenso que satisfaga en la medida de lo posible a todas las partes intervinientes. A todas las partes que se comprometan a abandonar posturas inmovilistas, radicales, sectarias o privilegiadas. A todas las partes que no pidan el apoyo a la ciudadanía poniéndola entre la espada y la pared -el manido “o yo/nosotros o el caos” que tanto estamos viendo en estos días- ni repartiendo carnets de pureza -lo que me recuerda al “vámonos Tesoro, no te juntes con esta chusma” de la serie infantil mexicana que veía de pequeño El Chavo del 8-.

Sí amigos, quizá a mi Yo de hace unos años, que entendía la política como una batalla dialéctica épica, le resultase chocante que ahora me aburra debatir acaloradamente buscando que me den la razón a toda costa ¿Quieres la razón? ¿Sí? Tuya es, te la envuelvo con un lazo para regalo si te apetece. Estoy muy ocupado creciendo como persona y mi tiempo es muy valioso, no voy a malgastarlo midiéndome con nadie el… ego.

Quería que este artículo sirviese para cerrar mi defensa de lo público hablando de la lucha contra el fraude y la corrupción pero, vistos los acontecimientos y declaraciones políticas de los últimos días en este país nuestro, he preferido utilizar esta tribuna semanal que tengo el honor de poseer para hacer una llamada a la calma, para pedirle a nuestros políticos que hagan pedagogía cívica y bajen los humos y los decibelios. En eso reconozco que alguien que me gusta no solo por su fondo sino también por sus formas es el Señor Gabilondo. Lo dicho, que considero que pedir a nuestra clase política un ejercicio de humildad, amplitud de miras y mano tendida es también defender lo público ¡Ah, y si algunas personas se cambiasen menos de chaqueta, pues sería de agradecer, que ya nos tienen mareados a la ciudadanía de a pie porque va a llegar un momento que no vamos ni a saber a qué partido representan!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *