“En defensa de la escuela pública, laica y plurilingüe: manual contra argumentarios interesados”, por Antonio Miguel Carmona.

Antonio Miguel Carmona.

En las últimas fechas, al hilo de nuestra defensa del castellano como lengua vehicular, hemos todos recibido diversos argumentarios en contra del Manifiesto de los Doscientos Mil Socialistas a favor y en contra del Gobierno, algunos con faltas de ortografía y casi todos con medias verdades.

Cuando Zenón Jiménez Ridruejo (PSOE) y yo, redactamos el Manifiesto de los Doscientos Mil (llamado así porque contiene la firma de 200.000 socialistas), lo hacíamos en defensa del texto original de la ministra Celaá relativo al ‘castellano vehicular’ y de la igualdad de derechos de los trabajadores en España, frente a la derecha nacionalista periférica.

Personalmente

Personalmente defiendo la escuela pública en sede parlamentaria y en los medios de comunicación. Escuela e institutos donde estudian todas mis hijas.

Personalmente defiendo la escuela laica y llevar la religión o las religiones a los ámbitos que les corresponden. En mi ascendencia política (y familiar) socialista francesa, ni se discute que sea enteramente pública y laica.

He defendido desde hace ya casi cuarenta años de militancia, por ello, más recursos para la enseñanza pública y laica, evitando la segregación en las aulas y la discriminacion de clases. Refuté como parlamentario -y refuto como ciudadano-, la distinción de clases o sexos en las aulas y fuera de ellas.

La situación

Los sucesivos gobiernos de la derecha nacionalista catalana y otros, han llevado a una situación deplorable del castellano en Cataluña. Hay zonas en la que los niños catalanoparlantes no estudian nada de castellano. Otros, los más afortunados, estudian dos horas a la semana.

Por eso, el manifiesto en defensa del castellano como idioma vehicular ha tenido tanto éxito entre los socialistas alcanzando las  doscientas mil firmas.

Los trabajadores en plena sumisión lingüística contemplan cómo sus hijos dominan el catalán y conocen esporádicamente el castellano. Amputado su desarrollo profesional, podrán llegar a ser unos estupendos funcionarios de la Generalitat pero tendrán, y tienen ya, serias dificultades para comunicarse correctamente Sin incorrecciones en cualquier empresa, ya no de Madrid o México, sino de la mismísima Barcelona.
En ni una sola escuela pública catalana se puede estudiar en español. ¡Ni una! Así lo confirma el denso informe intitulado Los proyectos lingüísticos de las escuelas públicas catalanas del que les paso el siguiente enlace.

Si han leído el documentado texto se habrán dado cuenta de lo equivocado que están aquellos que piensan que la situación es normal para los trabajadores y para todos los ciudadanos de Cataluña. Me parece aún más grave, si lo leen detenidamente, las razones que esgrimen -y no esconden-, los responsables educativos de la Generalitat: puro supremacismo.

Hablando de argumentarios. Hay otros que dicen que según PISA los niños catalanes hablan mejor castellano que los niños de Castilla León. Falso. Léanse el artículo de Iván Teruel que desmonta enteramente este fake.

Demostrada la grave situación, vayamos a ver qué ha pasado estos últimos días.

Vehicular

El término ‘vehicular’ lo introduce el PSOE en la ley Celaá, proyecto aprobado por el Consejo de Ministros y firmado por Pedro Sánchez para su envío a las Cortes.

Es propio pues de la ley socialista que sale del gobierno. Tiene antecedentes, entre ellos la ley Wert, pero no solo. Lo redactamos por lo tanto los socialistas.

Es, sin embargo, en el Congreso de los Diputados donde una enmienda de los independentistas, transaccional y negociada con el PSOE y Unidas Podemos –que es esta última quien está azotando estas contradicciones-, elimina el término puesto por la ministra a pesar de la opinión, me consta, de una significativa parte de los ministros socialistas (sic).

Uno de los argumentarios de parte dice que no hay problema porque la Constitución no habla de ‘vehicular’ sino de ‘cooficialidad’. Magnífico ejercicio de mezclar churas con merinas. Desde mi punto de vista, a pesar de lo que argumentan conocidos constitucionalistas, la cesión a los independentistas de borrar el término ‘vehícular’ es constitucional.

Sin embargo, a pesar de su legalidad, es un error histórico. Porque la Constitución reconoce la cooficialidad, como digo, y no entra a valorar que la administración catalana no considere ‘vehicular’ a la lengua castellana, es decir, la Generalitat pueda excluirla perfectamente de los colegios, como de hecho la excluye.

La cooficialidad significa que el idioma castellano es vehicular en todo el territorio español -lamento tener que decir algo tan elemental-, al tiempo que el resto de idiomas españoles es vehicular también en sus respectivas regiones.

Pero al eliminar el término ‘vehicular’ se da un paso más para llegar a lo que ha reconocido Montse Bassa (ERC): “Con esta enmienda conseguimos que se pueda enseñar español en Cataluña, pero voluntariamente, como cualquier otro idioma extranjero, como el inglés o el francés” (sic). Se consigue entonces, no que sea inconstitucional, sino que las familias que quieran que sus hijos estudien en castellano no podrán hacerlo en un colegio público catalán, Ni podrán denunciarlo tal como han hecho hasta ahora dándoles, por cierto, la razón en casi todas las sentencias.

La Real Academia de la Lengua en realidad, con la que estoy de acuerdo como no podía ser de otra manera (es difícilmente discutible su posición), defiende en el fondo el derecho de los catalanoparlantes, no sólo de los castellanoparlantes, a aprender el idioma español correctamente (o castellano). Advierte pues de este despiste por culpa de la citada enmienda.

¡Siendo, por cierto, el castellano, y no el catalán, el idioma más hablado en Cataluña! Según el Barómetro Òmnibus del Centre d’Estudis d’Opinió de la Generalitat, el 37% de los catalanes habla castellano más a menudo que ninguna lengua, mientras que el 26,3% se decanta por el catalán (el 33% por ambas indistintamente).

Todo ello convierte a España en el único país occidental en el que no existe el derecho a escolarizar en la lengua oficial del Estado para una gran parte de la población.

Numerosos intelectuales están de acuerdo en esto que estoy diciendo. O yo con ellos. Todos los académicos, periodistas de prestigio como Miguel Ángel Aguilar o Juan Luis Cebrián, editoriales de periódicos como El País. ¿Son fachas?

Se ha dado la paradoja de que un destacado miembro de mi partido defendió que en Madrid se hablaba inglés como lengua vehicular. ¡¿En un colegio madrileño el idioma vehicular es el inglés?! Amén de que no se puede comparar a un colegio con un país y salpicados de vergüenza ajena, el vehicular obviamente es el castellano. La profesora de Biología, pongamos que sea catalana, se entiende con el profesor de Gimnasia -que es de Cuenca-, en castellano, salvo que les obliguemos a entenderse en inglés o en arameo. Luego el vehicular es el castellano.

Otro punto curioso de los escasamente sofisticados argumentarios es que la Constitución reconoce a todos los idiomas españoles como cooficiales en sus territorios. Efectivamente, todavía no han prohibido el castellano. De momento. ¡Faltaría más!, ¡no lo iba a ser el alemán! Pero la norma, paso a paso, va restando capacidad a la administración central para defender el idioma de Cervantes en todo el territorio.

Hay otro argumentario aún más original. El relativo a la disposición adicional 38 que defiende la obligación de las Administraciones a defender el castellano. Un error de bulto. Claro que existe dicha disposición escoba, pero tras eliminar la capacidad vehicular, es la administración autonómica la que tendrá que defender el castellano, con el resultado que han dado las actuaciones de los independentistas. Esta vez definitivamente de iure, no solo de facto.

A las otras lenguas en Francia ni siquiera las dejan ser cooficiales. Porque en Francia también se habla rosellonés, occitano, una variedad del provenzal, por supuesto corso, bonifaciano, calvés, en Dunkerke neerlandés, moselano, renano, el idioma yeniche, alsaciano, euskera (como en España porque tan vasco es el País Vasco francés como el español); y fuera del continente, criollo, arawak, shimaore, etc. Afortunadamente en España hemos tenido a bien preservar en mayor medida que la Escuela Pública Laica Francesa (EPLF) nuestras lenguas.

Ni la EPLF, ni la Consitutición de la V República (1958), las considera en modo alguno y ni siquiera cooficiales. Y me parece mal. Considero mejor lo que hacemos nosotros. Pero quitar el término vehicular ha consagrado una deriva en la que el castellano es paradójicamente el perjudicado.

El fondo de la cuestión y críticas adversas

Bien es cierto que el fondo de la cuestión no es otro que alcanzar una mayoría parlamentaria para negociar unos Presupuestos a cambio, lamentablemente, de ceder en lo fundamental. Eso ha hecho que algunos hayan tenido que defender una versión y la contraria con una semana de diferencia.

Unidas Podemos aboca a la coalición a llegar a acuerdos con la mayoría heterodoxa de los independentistas y los populistas, alejando todo puente del socialismo con la socialdemocracia.

He recibido muchas felicitaciones de innumerables socialistas. ¡El Manifiesto de las Doscientas Mil Firmas! Pero también algunas amables críticas que pretendo convencer con este artículo. Y, si no, no pasa nada. Seguimos siendo igual de compañeros e igual de amigos. Solo un sectario o un pelota está de acuerdo 100 × 100 con su Gobierno.

También ha habido algunos estalinistas, una minoría, a los que les quiero dedicar al menos un par de párrafos. El estalinismo no es propiedad de la III Internacional comunista. Forma parte de algunos que militan en cualquier partido. Son aquellos que nos han acusado, por defender a los trabajadores españoles dondequiera que vivan, como “derechistas”, “fachas” y toda clase de improperios.

Aquellos cuyo único argumentario es decir que le estamos “haciendo un favor a la derecha”, personajes que además de tener una base ideológica escasamente sofisticada, suelen ser los mismos que les hubiese dado igual militar en un partido o en otro.

Por cierto, al hilo de esto, se ha acusado al que escribe de utilizar a veces el término ‘español’. Pues se equivocan, yo prefiero utilizar el término castellano porque los cuatro idiomas son tan españoles como el que más. Pero hete aquí, ¡sorpresa!, que la Real Academia de la Lengua defiende el término ‘español’ para diferenciarlo del castellano medieval. Y me parece también bien. ¡Salvo que los de la Real Academia sean también fachas!

Conclusión. Personalmente defendiendo la escuela pública, laica y plurilingüe, sin perjuicio de otras modalidades y de la libertad de las familias, tratando de sacar adelante una ley por consenso y no sólo con la que yo puedo estar de acuerdo en la mayoría de sus puntos.

Pero plurilingüe significa plurilingüe, que cada idioma sea preservado en su tierra y el castellano en la de todos. Los independentistas, promotores junto con los populistas, quieren una Cataluña monolingüe.

El Manifiesto de los Doscientos Mil Socialistas ha sido firmado por Alfonso Guerra junto a referencias de la izquierda tan reconocidas como Cándido Méndez, durante 20 años SG de la UGT; dos expresidentes del Senado, Juan José Laborda y Javier Rojo; exministros desde Julián García Vargas, pasando por César Antonio Molina hasta José Barrionuevo, y otros muchos; también muchos de la sociedad civil de izquierdas como el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, el seleccionador Juan de Dios Román, la conocida feminista Lidia Falcón, el economista José Carlos Díez; socialistas muy reconocidos como el histórico diputado Salvador Clotas, el que fuera primer secretario de Estado de Economía de Felipe González, Luis de Velasco, Julio Rodríguez, expresidente del Banco Hipotecario, el exsecretario general de la Seguridad Social, Adolfo Jiménez o la mano derecha de Alfonso Guerra, Rafael ‘Fali’ Delgado; exconcejales del Ayuntamiento de Madrid tales como Jorge Tinas o Manuel García-Hierro; miembros de la actual dirección del PSOE de Madrid como Álvaro Frutos; y decenas de miles de socialistas de los que no puedo tener constancia porque habría que mirar más de doscientas mil firmas.

Le preguntaron a Margaret Thatcher cuál había sido su principal logro y ella respondió: Tony Blair. Si le preguntan a los independentistas cuál ha sido su principal logro responderán: algunos constitucionalistas que defienden nuestras propias tesis.

Luchamos contra Franco por defender el catalán, el gallego y el vasco, y ahora luchamos contra Torra por defender el castellano para poder lograr, frente al supremacismo, una escuela pública, laica y plurilingüe.

1 thoughts on ““En defensa de la escuela pública, laica y plurilingüe: manual contra argumentarios interesados”, por Antonio Miguel Carmona.”

  1. Muy bien expresado todo, y CASI completamente de acuerdo. Digo CASI, porque solo atacas a la derecha nacionalista, y no te falta razón. Pero tan culpable o más de esta proposición de Celaá son la izquierda radical populista que gobierna España (UP) y los radicales de izquierda independentistas (ERC y BILDU). De todas formas, da gusto ver que todavía quedan socialistas de verdad, y que no se venden a cualquier precio. Una lástima que el poder mediático de este país esté tan corrompido y vendido a las tesis de esa izquierda populista y los nacionalismos, haciendo cada vez más difícil que políticos honrados y con ideas propias de unos y otros partidos, puedan emerger. P.D.: Te doy la bienvenida al grupo de los «FACHAS», nos guste o no.

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