Seis estados son determinantes en las elecciones en Estados Unidos que se celebraron ayer: Florida, Carolina del Norte, Arizona, Pensilvania, Michigan y Wisconsin. El que se convierta en el cuadragésimo sexto presidente o siga siendo el cuadragésimo quinto debe conseguir 270 votos electorales.
En manos de estos llamados ‘estados bisagra’ (swing states) podría estar que uno de los dos principales candidatos, Donald Trump y Joe Biden, se alce con el triunfo.
Todos los analistas y expertos señalan que, al tratarse de estados ni muy grandes ni muy pequeños en el aporte de votos electorales, inclinará la balanza en estas elecciones en Estados Unidos.
Y es que el sistema electoral estadounidense es complejo. Los ciudadanos del gigante norteamericano no eligen a su presidente, sino a un Colegio Electoral. Son los llamados compromisarios.
Así, Florida aporta 29 votos electorales y en 2016 votó republicano. Cuatro años antes lo hizo en sentido demócrata. En Carolina del Norte, sus 9 votos electorales fueron a manos de Trump, como cuatro años antes.
Por su lado, Arizona también votó al Partido Republicano, aportando 11 compromisarios, como hizo en las presidenciales de 2012. Pensilvania es otro estado con buen número de votos electorales (20) y también cambió de chaqueta entre 2012 y 2016. La última vez se hizo republicano.
Igual sucedió en Michigan (16 votos), que en las presidenciales que llevaron a Barack Obama a repetir, votó en azul (el color demócrata), como su gobernadora y sus dos senadores, pero que en 2016 lo hizo en rojo (color republicano).
Mismo tránsito hizo Wisconsin. Sus 10 compromisarios montaron en el asno en 2012, para, en 2016, hacerlo en el elefante (demócratas y republicanos, respectivamente).
Según algunos expertos, habría que añadir Minesota (10 votos y tradicionalmente demócrata) y Georgia (16, republicano) a esos seis estados en disputa.
Todo los compromisarios de un estado en las elecciones en Estados Unidos van al ganador en él
En las elecciones en Estados Unidos, todos los votos electorales de cada estado van al ganador en ese territorio, aunque sea por un solo voto popular. Hay dos excepciones: Maine y Nebraska (4 y 5, respectivamente). En ellos, quien gane se lleva dos compromisarios, mientras que el resto se reparten según los distritos electorales y la Cámara de Representantes, que ayer se renovaba íntegra.
A todo ese maremágnum, habría que agregar el peso que tiene cada condado dentro de cada estado, algo nada despreciable. Florida cuenta con 67 condados, igual que Pensilvania, Carolina del Norte lo forman 100, mientras que 15 conforman Arizona.
A Michigan pertenecen 83 condados y a Wisconsin, 72. Si añadimos los citados Minesota y Georgia, en disputa están otros 87 del primero por, nada más y nada menos, 159 del segundo.
Si repasamos las cuentas, en juego están 95 votos electorales a los que sumaríamos los 26 de Minesota y Georgia. 121 de los 270 necesarios, apenas 14 menos que la mitad de ellos. Por eso son decisivos.