Es lo que ha dejado entrever David Marcus, vicepresidente de mensajería de Facebook y líder del proyecto de la criptomoneda, que defiende las bondades de Libra y ha intentado resolver las muchas dudas que su salida suscita entre los reguladores.
Para el directivo de la red social, el objetivo de la criptomoneda es “crear un mejor sistema de pagos” y quiso dejar claro que están abiertos a “enfoques alternativos” en cuanto a la estructura del proyecto.
No en vano, convenía hacer esas aclaraciones después de que siete de los partners decidieran retirarse, haciendo caer buena parte de su valor. En concreto, se han marchado Mastercard, Visa, Paypal, Stripe, Booking, Ebay y MercadoPago.
De ahí que Marcus anunciara cambios. Libra no será una moneda sintética, como inicialmente se planteaba, sino una divisa vinculada a las monedas locales de cada país donde opere, convirtiéndose en varias stablecoins: una para el dólar, una para el euro, etc.
De este modo, Libra funcionaría según las reglas de cada país y Facebook “cedería” parte del control, que era algo que preocupaba especialmente a los reguladores. Aunque no era la opción preferida de los miembros de Libra Association, “lo que nos importa es la misión y hay varias maneras de hacerlo”, indicaba.
“No deberían –estas divisas- ser emitidas hasta que se hayan abordado varios riesgos globales. El lavado de dinero, las finanzas ilícitas y la protección al consumidor necesitan ser evaluados antes de que cualquier proyecto de ‘stablecoin’ pueda comenzar a operar”, explicaban los líderes financieros del G-20 que hoy se reúnen para estudiar las implicaciones de Libra y fijar regulaciones estrictas sobre las criptomonedas.
“Siempre hemos dicho que no avanzaríamos a menos que hayamos abordado todas las preocupaciones y obtenido la aprobación regulatoria adecuada. Así que no depende enteramente de nosotros”, concluye Marcus.