El Tribunal Supremo avala la salida de los restos de Franco

El Tribunal Supremo avala la salida de los restos de Franco

Después de una anomalía de 44 años, ayer, por unanimidad, el Tribunal Supremo ha avalado la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos. También por unanimidad, que sean trasladados y enterrados en el cementerio de Mingorrubio-El Pardo, como quería el Gobierno, en vez de en la catedral de La Almudena.

Precisamente el día en que el rey Felipe VI ha firmado la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones a las que nos ha abocado la falta de acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos, el Supremo da luz verde a una de las promesas estrella del Ejecutivo. No obstante, hasta que no se conozca el contenido de la sentencia, de la que sólo se ha adelantado el fallo, no se sabrá el alcance de la ejecución inmediata de la exhumación.

Los seis magistrados del alto tribunal han acordado por unanimidad que primaba el “interés general” que argumentaba el Gobierno de Sánchez frente al derecho de la familia a enterrar a Franco en la cripta de la catedral de La Almudena o donde les apeteciera mientras fuera un lugar pagado por todos los españoles y con fácil acceso para culto y homenaje de la figura de un dictador. Por sus santos reales.

La familia del éste ya ha anunciado que presentará un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional, e incluso llegará al Tribunal de Estrasburgo, por vulneración de derechos fundamentales. Precisamente, aquellos derechos que, como todos sabemos, no pudieron ejercer los miles de ciudadanos españoles y no españoles cuyos restos descansan en cunetas y en fosas comunes.

Confiemos en que la familia Franco defienda también y abogue por estos derechos ante los altos tribunales nacionales (de España, no de los otros) y europeos (ironía. Va a ser que no). Tal vez, así, dejen de insultar y ofender con sus palabras y acciones a las víctimas del franquismo y a su memoria.

Lo cierto es que, con recursos o no, no hay obstáculo jurídico, ni mucho menos moral, para que se haga justicia (tardía, pero justicia) y el Gobierno de España lleve a cabo la exhumación de los restos de Franco y que éstos sean trasladados al cementerio de Mingorrubio-El Pardo, donde yace Carmen Polo, la esposa del dictador.

Pablo Lucas, ponente de la sentencia, expuso a los magistrados un borrador que fue asumido por toda la Sala. Era importante que ningún juez mostrara su oposición, como así fue, y emitiera un voto particular. Hubo discrepancias respecto a ciertos argumentos jurídicos en los que se basaba la resolución, pero se solventaron sobre la marcha.

El Ejecutivo de Sánchez dice tenerlo todo preparado y quiere ejecutarlo rápidamente y sin exhibición alguna. Aún quedan algunos escollos legales que, confía el Gobierno, quedarán solventados cuando se conozca la sentencia íntegra.

Uno de ellos, el principal, es el bloqueo de la licencia urbanística para comenzar con los trabajos en el interior de la basílica del Valle de los Caídos que dictó el juez José Yusty, del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 3 de Madrid.

El magistrado, de sospechosa filiación política e imparcialidad, suspendió esta licencia en febrero basándose en un informe que había encargado la Fundación Francisco Franco que señalaba que el proyecto ponía en riesgo “la seguridad de personas y bienes”.

Es un aspecto que también fue tratado en la poco más de una hora que duró la reunión de ayer de los magistrados del Supremo. Según fuentes jurídicas, el alto tribunal no interferirá en ese procedimiento jurídico ni va a señalar al juez cómo debe proceder.

No obstante, la sentencia del Supremo dará respuesta a todos los aspectos urbanísticos planteados por la exhumación. El juez y las partes personadas en el procedimiento deberán leer la resolución y actuar a partir de lo que la Corte de Casación señale.

Antes de tomar más decisiones, el Ejecutivo socialista leerá también el acuerdo del Supremo. Sin embargo, no quiere que se demoren las acciones a llevar más allá del mes de octubre, de forma que no coincidan con la campaña electoral. Franco de nuevo en blanco y negro y las cosas en su sitio.

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